Migraciones, acción colectiva y colonialidad del saber en el campo académico español: los y las migrantes como sujetos políticos invisibles/ invisibilizados 1

Migrations, collective action and coloniality of knowledge in the field of Spanish academia: male and female migrants as invisible/ invisibilized political subjects

Migrações, ação coletiva e colonialidade do saber no campo acadêmico espanhol: osmigrantescomosujeitospolíticosinvisíveis/invisíbilizados

Alberto Arribas Lozano
University of the Witwatersrand, Sudáfrica

Migraciones, acción colectiva y colonialidad del saber en el campo académico español: los y las migrantes como sujetos políticos invisibles/ invisibilizados 1

Tabula Rasa, núm. 29, 2018

Universidad Colegio Mayor de Cundinamarca

Recepción: 30 Junio 2017

Aprobación: 04 Noviembre 2017

Resumen: Este artículo analiza la presencia/ausencia de los y las inmigrantes como sujetos políticos en la literatura académica española. El autor explora en primer lugar el campo de estudio de las migraciones, centrándose en las comunicaciones presentadas a cinco congresos especializados celebrados entre 2004 y 2012; y en los artículos publicados en la revista Migraciones. Después complementa estos datos con las comunicaciones sobre acción colectiva presentadas en los últimos congresos de la Federación Española de Sociología. El análisis desvela una doble ausencia: la dimensión política pasa desapercibida para quienes estudian migrantes, y los y las migrantes pasan desapercibidos para quienes estudian las prácticas contemporáneas de acción colectiva. Estos resultados hacen necesaria una vigilancia epistemológica intensa que nos permita reconocer los límites de nuestra mirada, e invitan a problematizar la colonialidad del saber que atraviesa nuestras disciplinas.

Palabras clave: estudios migratorios, acción colectiva, colonialidad del saber, movimientos sociales.

Abstract: This article explores the presence/absence of migrants understood as political actors in the Spanish academic literature. First, the author will explore the field of Migration Studies, reviewing the papers presented in five scientific conferences celebrated between 2004-2012, as well as the articles published in the specialized journal Migraciones. Then the author will analyse the papers related to collective action presented in the last four conferences of the Spanish Sociological Association. The study reveals the existence of a double absence: with very few exceptions those scholars studying migrants do not pay attention to collective action, whereas those studying collective action do not pay attention to migrants. These findings call for an intense epistemological vigilance in order to acknowledge the limits of our vision, and impel us to problematize and unsettle the coloniality of knowledge constituting our disciplines.

Keywords: Migration studies, collective action, coloniality of knowledge, social movements.

Resumo: Este artigo analisa a presença/ausência das e dos imigrantes como sujeitos políticos na literatura acadêmica espanhola. O autor primeiro explora o campo de estudo da migração, com foco nas comunicações apresentadas em cinco congressos especializados realizados entre 2004 e 2012; e nos artigos publicados na revista Migraciones. Depois complementa esses dados com as comunicações sobre ação coletiva apresentadas nos últimos congressos da Federação Espanhola de Sociologia. A análise revela uma dupla ausência: a dimensão política passa despercebida por quem estuda os migrantes, e as e os migrantes passam despercebidos por aqueles que estudam as práticas contemporâneas de ação coletiva. Esses resultados tornam necessária uma intensa vigilância epistemológica que nos permita reconhecer os limites do nosso olhar e convidam a problematizar a colonialidade do saber que atravessa nossas disciplinas.

Palavras-chave: estudos migratórios, ação coletiva, colonialidade do saber, movimentos sociais.


Paris - 2018

Johanna Orduz

Introducción

Este artículo explora una «doble ausencia» en la literatura académica española. Por un lado, al analizar cómo está estructurado el campo de estudio de las migraciones, se observa que la comprensión de los y las migrantes como sujetos y actores políticos es muy limitada. Las investigaciones sobre su participación política se centran principalmente en las características del mundo asociativo migrante más institucionalizado, así como en el ámbito electoral, dejando fuera de foco una multiplicidad de prácticas y experiencias a través de las cuales los y las migrantes construyen y expresan su capacidad de agencia. Por otro lado, los y las migrantes ocupan un lugar igualmente residual en la literatura académica sobre acción colectiva y movimientos sociales. Parecería que, salvo contadas excepciones, la dimensión política pasa desapercibida para quienes estudian «migrantes», del mismo modo que los y las migrantes pasan desapercibidos para quienes estudian los movimientos sociales contemporáneos: para la academia española, ni hay acción colectiva –luchas sociales– protagonizada por los y las migrantes, ni hay migrantes que formen parte de luchas (potencialmente) compartidas.

Subrayar esta «doble ausencia» nos permite reflexionar sobre cómo se construye el campo de los estudios migratorios, observar qué es lo que queda dentro y lo que queda fuera de su mirada, lo que no puede o no quiere ver. Para esta sub-disciplina académica, los y las migrantes son pensados, estudiados, contados y clasificados como sujetos que tienen género, religión, familias (transnacionales, mixtas, etc.), proyectos económicos (codesarrollo, emprendimiento, economías étnicas), que hacen uso de los servicios públicos (educación, salud, servicios sociales, etc.), que requieren legislaciones específicas (desde el ámbito local hasta el europeo), que son representados/as como víctimas (de trata, de racismo, de explotación) o como amenazas (terrorismo, bandas, control de flujos y fronteras, deportaciones, centros de internamiento), que tienen edad (menores no acompañados/as, etc.), que tienen identidades y culturas, que deben ser «integrados/as», que tienen o no «papeles», que tienen o no derechos, y que se vinculan de diversas formas al mercado de trabajo. En torno a estas categorías –y otras similares, la lista no pretende ser exhaustiva– los y las migrantes son analizados como objeto de estudio, y «hablados» en congresos, revistas, comités, tesis, universidades y centros de investigación.

Que la dimensión de actor político de los y las migrantes, la dimensión desde la que (nos) hablan en lugar de «ser hablados», en la que pasan de ser sujetos clasificados a ser sujetos clasificadores, esté ausente –sea producida como invisible, como inexistente– es relevante porque, como afirma Saskia Sassen, «a través del inmigrante como sujeto se filtra una gama de dinámicas políticas mucho mayor que lo que puede sugerir su estatus legal» (2010, p. 369). Las lógicas estatales de gestión de las migraciones institucionalizan ciudadanías de segunda clase y, en el caso de los y las migrantes sin papeles, no-ciudadanías, que limitan el acceso a derechos y recursos, y reproducen cotidianamente múltiples fronteras al interior del espacio social. Frente a esta dinámica, y a pesar de su posición anómala, fuera de lugar, las personas inmigradas –deviniendo sujetos– han venido desafiando y desestabilizando dichas fronteras a través de una multiplicidad de prácticas que sitúan en el debate público la pregunta política fundamental de quién tiene derecho a tener derechos.

Confrontando las lógicas y mecanismos de subordinación/subalternización, las luchas desplegadas por los y las migrantes problematizan las categorías normativas de pertenencia y no pertenencia a través de actos de ciudadanía informales o sólo parcialmente formalizados (Isin & Nielsen, 2008; Barbero, 2012; Nyers, 2010; Sassen, 2002; De Genova, 2010; Nyers & Rygiel, 2012; Grosfoguel & Maldonado-Torres, 2006; Basok, 2009; McNevin, 2011; Rygiel, 2011). Se trata de luchas –procesos/gestos de afirmación de la dignidad/humanidad de las personas migrantes y contra la precarización de la vida– que son un espejo, y que nos devuelven imágenes –preguntas abiertas– desde las que repensar las formas de convivencia que estamos construyendo, nuestro vivir en común (o su ausencia).

En el siguiente epígrafe presento algunas de estas luchas desplegadas entre los años 2000-2015 en nuestra geografía, abarcando desde las movilizaciones protagonizadas por los y las migrantes «sin papeles» a principios de la década del 2000, hasta el ciclo de protesta desencadenado a partir del acontecimiento/ movimiento 15M en 2011. A continuación, comento algunos trabajos académicos que pueden tomarse, en cierta medida, como la excepción a la «doble ausencia» que desarrollo como argumento central a lo largo del artículo. Después dedico dos secciones a describir de manera más cuantitativa la ausencia o la presencia de los y las migrantes como sujetos políticos tanto en la literatura académica sobre migraciones como en el estudio de los movimientos sociales y la acción colectiva. Finalmente, en el último epígrafe, planteo algunas conclusiones subrayando la conexión entre la miopía de la academia y la colonialidad del saber que constituye nuestra mirada y nuestras disciplinas.

Migraciones y acción colectiva en España (2000-2015)

Las investigaciones académicas en España sobre la participación política de los y las inmigrantes se han centrado mayoritariamente en identificar las características del asociacionismo formal y en construir tipologías en torno a sus perfiles y estructuras organizativas, modelos de liderazgo, su relación con las instituciones, su utilidad (o sus limitaciones) para facilitar los procesos de «integración», etc. Sin menospreciar el conocimiento producido desde estas coordenadas, se trata de un enfoque insuficiente para poder explorar la agencia política de los y las migrantes en sus múltiples dimensiones. De hecho, la propia literatura académica señala que en nuestro país las asociaciones de inmigrantes (al igual que sucede con muchas asociaciones y ONG «autóctonas») se han convertido básicamente en entidades prestadoras de servicios que ejecutan las políticas diseñadas desde las administraciones públicas –políticas en cuya definición no intervienen–, un proceso que ha llevado al establecimiento de una relación de marcada subordinación entre administración y asociaciones. Esta lógica de participación modulada –que es característica de las formas de gobernanza neoliberal de lo social– no contribuye a crear espacios de participación sustantiva, ni a promover y fortalecer un tejido asociativo independiente (Morell, 2005; Martín Pérez, 2004), ya que como afirma Zapata-Barrero, la obtención de reconocimiento, legitimidad y recursos por parte de las asociaciones de inmigrantes pasa por su inserción en la «red institucional creada (y controlada) por la misma administración» (2004, p. 155). Así, los recursos económicos y materiales de las subvenciones por los que las asociaciones compiten entre ellas se han venido otorgando en función de una determinada gradación de preferencias, privilegiando a las «organizaciones autóctonas pro-migrantes» frente a aquellas creadas e integradas principalmente por inmigrantes, y a las que se orientan hacia la prestación de servicios frente a aquellas más reivindicativas.

A partir de estas apreciaciones –y sin dejar de preguntarnos qué significa participar desde una ciudadanía desigual, limitada y limitante– es importante mirar más allá del modelo participativo de perfil bajo que caracteriza al asociacionismo formal y explorar esos actos de ciudadanía más autónomos, menos encorsetados, que mencionaba anteriormente. En nuestra geografía ha habido en las dos últimas décadas un número considerable de experiencias que entrarían dentro de esta propuesta. Algunas protagonizadas por migrantes desde lógicas de auto- organización, otras basadas en la construcción de alianzas y procesos/proyectos conjuntos entre las redes activistas del «precariado autóctono» y el «precariado migrante» con y sin papeles –es decir, entre quienes estaban dejando de ser ciudadanos y ciudadanas y quienes no llegaban a serlo (Santos, 2006, p. 180).

El caso más conocido es el intenso ciclo de movilizaciones protagonizadas por los y las migrantes sin papeles desde principios del año 2001 hasta el verano de 2002, un conjunto de protestas que se articuló en torno a la demanda común de la regularización –papeles para todos y todas– y contra la Ley de Extranjería, y que tuvo como figura central de movilización los encierros que comenzaron en Lorca y otras localidades de la provincia de Murcia en enero de 2001, que se extendieron a continuación a Barcelona, Almería, Madrid, Lepe, Huelva, Valencia y Málaga, y que tuvieron como fin de ciclo el desalojo en agosto de 2002 del encierro llevado a cabo en la Universidad Pablo de Olavide de Sevilla 4 . El detonante de este ciclo de protesta fue la muerte en Lorca, a principios de enero de 2001, de 12 inmigrantes «sin papeles» procedentes de Ecuador, ocho hombres y cuatro mujeres, que fallecieron cuando la camioneta en la que se dirigían a su trabajo fue embestida por un tren. Este suceso coincidió con la entrada en vigor de una reforma de la Ley de Extranjería prevista para finales de ese mismo mes de enero, que presentaba como su objetivo principal el control de la inmigración «ilegal» y la restricción de derechos para las personas «sin papeles». Así, como protesta frente a las condiciones en las que se veían forzados a vivir, y ante la perspectiva del endurecimiento de los requisitos para regularizar su situación administrativa, los y las inmigrantes pusieron en marcha múltiples acciones, siendo los encierros la más destacada, que estuvieron acompañadas de manifestaciones y concentraciones de apoyo a sus demandas a lo largo de todo el país.

Este proceso está bien documentado, y ha tenido su reflejo en la literatura académica a través de los textos Las luchas de los «sin papeles» y la extensión de la ciudadanía (Suárez et al., 2007), o Por el derecho a permanecer y a pertenecer. Una sociología de la lucha de los migrantes (Varela, 2013), dos obras publicadas –un dato que no es casual– por la editorial Traficantes de Sueños, un proyecto nacido desde las redes de movimientos sociales.

Sin embargo, muchas otras experiencias de lucha contra el régimen de frontera desarrolladas durante estos años no han recibido apenas atención. Sorprende, por ejemplo, no encontrar análisis sobre el Foro Social Mundial de las Migraciones, celebrado en España en dos ocasiones, en los años 2006 y 2008. Tampoco se mencionan las redes europeas por la libertad de movimiento –un derecho que Hannah Arendt planteó como precondición básica e indispensable para la acción, y cuya limitación situó como condición previa para la esclavitud– como Noborder y Frassanito, donde participaban organizaciones de varias ciudades españolas, y que dinamizaban las luchas por la regularización de los y las «sin papeles» y contra los centros de internamiento y las deportaciones; organizaban Campamentos de Frontera / Border Camps en diferentes puntos de Europa como espacios de reflexión, denuncia y acción directa contra las fronteras, como el celebrado en Tarifa en 2001; coordinaban las campañas de denuncia contra las compañías aéreas o marítimas que participaban en la deportación de migrantes; y editaban, a partir de 2006, el boletín transnacional Crossing Borders - Movements and Struggles of Migration. Siguiendo con esta escala europea, tampoco se ha explorado la participación de redes y movimientos de y pro-migrantes en los espacios dedicados a precariedad y migraciones en el marco del Foro Social Europeo (Florencia 2002, París 2003, Londres 2004, etc.); o las distintas convocatorias del proyecto/proceso EuroMayDay, celebrado en 2004 en Barcelona, en Sevilla en 2005 y 2006, en Málaga en 2007, y en Madrid en 2008. No se han estudiado experiencias como la de la herramienta comunicativa Indymedia Estrecho / Madiaq, que antes del desarrollo actual de las redes sociales conectaba a los movimientos sociales de Andalucía (frontera sur de Europa) con los del norte de África. Ni la Caravana Europea Contra la Valla - Caravana por la Libertad de Movimiento organizada en noviembre de 2005 en Ceuta en respuesta al asesinato por parte de las fuerzas de seguridad de varios migrantes que intentaban pasar a territorio europeo desde Marruecos; dicha Caravana, además del valor que tuvo en sí misma, sirvió para dinamizar la elaboración y publicación en 2006 de la guía de recursos Ferrocarril Clandestino. Guía por la Libertad de Movimiento hecha, como nos cuentan en sus primeras páginas, «para ser distribuida de forma gratuita entre las personas migrantes que, desobedeciendo las fronteras, han llegado a esta parte del mundo –también suya– para reclamar su derecho a vivir y a tener derechos». Tampoco se ha prestado atención a la experiencia de la Red Estatal por los Derechos de los Inmigrantes (REDI), creada en 2006 –en el marco de uno de los Foros Sociales Mundiales de las Migraciones que mencioné más arriba– por varias decenas de asociaciones de migrantes y otras organizaciones sociales que trabajaban por los derechos de las personas migradas. Del mismo modo, no hay referencias a los procesos de auto-organización que dieron forma a las primeras asociaciones de migrantes «sin papeles» en Terrassa, Sevilla, Madrid, y Zaragoza. No hay trabajos realizados en torno a las movilizaciones, acciones y campañas por el cierre de los Centros de Internamiento de Extranjeros; a la Campaña por la Despenalización del Top-manta; a las movilizaciones por los derechos de las trabajadoras del servicio doméstico; o más recientemente, la campaña y el movimiento de desobediencia civil Yo Sí, Sanidad Universal, que defiende el derecho a la asistencia sanitaria para las personas sin papeles expulsadas del sistema público de salud.

Asimismo, en el contexto del intenso ciclo de movilizaciones desplegado a partir de 2011, y que se inició con el acontecimiento-movimiento 15-M, también está por explorar el papel de los y las migrantes –su presencia o su ausencia– en las plazas durante el 15M, en las diferentes Mareas Ciudadanas contra los recortes y en defensa de la educación y la sanidad públicas, en la Plataforma de Afectados por la Hipoteca y las luchas contra los desahucios, en las diferentes plataformas políticas de base que se crearon para concurrir a las elecciones municipales celebradas en mayo de 2015 o en los ayuntamientos salidos de las mismas. En este sentido, como un ejemplo que sintetiza el argumento desarrollado a lo largo del artículo, quiero mencionar las jornadas Tres años de Indignación. La emergencia de nuevos sujetos sociopolíticos, celebradas en Madrid en mayo de 2014 y organizadas por la Federación Española de Sociología, la Universidad Nacional de Educación a Distancia, la Universidad de Salamanca, la Universitat de Vic, la Universidad Autónoma de Madrid y la Fundación Betiko. Las comunicaciones presentadas en estas jornadas giraron en torno a una mirada feminista al 15M, una mirada desde la tecno-política, una mirada ecologista, etc. pero no había trabajos sobre/ desde una «mirada migrante» o sobre la presencia/ausencia de los y las migrantes en las movilizaciones. De hecho, la única presentación que trataba el tema de la migración lo hacía desde la perspectiva del papel que los migrantes españoles habían tenido en la difusión transnacional de la protesta en aquellos países a los que llegaban. En este contexto, reaparecen con fuerza las preguntas que organizan este artículo: si los y las migrantes formaron parte de esos procesos, ¿a qué responde su invisibilidad/invisibilización?; si no estaban, si no se sintieron interpelados o interpeladas por el mayor episodio de acción colectiva vivido en las últimas cuatro décadas en este país, ¿no es su ausencia una pregunta relevante de investigación? Tanto si participaron como si no lo hicieron, ¿por qué no estamos mirando ahí?, ¿por qué los estudios migratorios y los estudios de la acción colectiva son indiferentes a esta situación?

Breve excepción a la regla

Una posible explicación a la «doble ausencia» que articula este trabajo es la tendencia de la academia a fijar su atención tan solo en aquellos episodios de acción colectiva más visibles, las grandes movilizaciones, campañas, disturbios, etc. Entre 2009 y 2011 un pequeño grupo de gente organizamos en la Universidad de Granada la iniciativa Diálogos entre ciencias sociales y movimientos sociales: miradas, preguntas, (des)encuentros, una serie de talleres, seminarios y jornadas en las que participaron académicos/as y activistas de diferentes procedencias 5 . En una de las actividades, Norma Falconi, activista ecuatoriana de la Plataforma Papers per a tothom - Papeles y derechos para todos y todas, habló desde su experiencia en primera persona de ese ciclo de luchas y encierros protagonizado por los y las migrantes «sin papeles» que mencioné anteriormente, y realizó una crítica subrayando la miopía de la academia: los encierros de inmigrantes –decía– fueron el resultado de mucho tiempo de encuentros, de creación de redes, de discusiones, de afectos, de multitud de pequeñas historias de resistencia (y de represión), un trayecto que habían hecho solos y solas, nadie prestaba atención a esos procesos, hasta que llegaron los encierros –el evento visible– y entonces toda la gente de la universidad quería hacer entrevistas, investigaciones... «¿dónde estaban antes?», se preguntaba y nos preguntaba.

Tomarnos en serio este cuestionamiento supondría desplazar nuestra mirada hacia ese plano/laboratorio cotidiano que habitualmente resulta imperceptible para nuestros análisis, y desde ahí seguir los procesos según se crean y se despliegan, acompañar a sus protagonistas, pensar junto y con ellos y ellas, tomando sus propias preguntas, intereses y saberes como punto de partida para nuestros proyectos (y no únicamente las preguntas e intereses académicos o disciplinarios). ¿Qué veríamos hoy si nos situamos al interior de las redes subterráneas de movimientos sociales en las que «se plantean nuevos problemas y preguntas, y se inventan y ensayan nuevas respuestas»? (Melucci, 1989, p. 208), ¿cómo se redefinirían los contornos de nuestras investigaciones?, ¿encontraríamos actores, prácticas y procesos que ahora se nos escapan, que no podemos/sabemos ver?

De alguna manera esto es lo que intentamos hacer años atrás en una serie de trabajos realizados bajo la dirección de la profesora Carmen Gregorio, y que se situaban en la intersección entre migración, género y movimientos sociales (Gregorio & Arribas, 2008; Arribas, 2009; Gregorio, 2010; Arribas & García- González, 2013). Analizamos distintas experiencias de auto-organización de mujeres migrantes en Andalucía, prácticas participativas –no necesariamente formalizadas– que nos permitieron, por ejemplo, cartografiar y comparar los discursos sobre interculturalidad elaborados por las mujeres entrevistadas con los discursos sobre interculturalidad propuestos desde las instituciones. Pudimos así articular una crítica a las políticas de participación diseñadas en los distintos Planes de Integración, basados en un modelo de «multiculturalismo benevolente» (Spivak, 1991) que oculta la multiplicación de fronteras al interior del espacio social y la vivencia concreta, material y cotidiana que de las mismas tienen los y las migrantes. Y pudimos igualmente cartografiar las prácticas, las experimentaciones más o menos precarias, a partir de las cuales los y las migrantes intentan desestabilizar y desbordar dichas fronteras.

También mi tesis doctoral giró en torno a estos ejes 6 , explorando las lógicas y prácticas emergentes de acción colectiva mediante una aproximación etnográfica a la red de Oficinas de Derechos Sociales (ODS). El trabajo de campo se desarrolló entre 2008 y 2012, incluyendo 10 nodos situados en Madrid, Sevilla, Málaga, Zaragoza, Terrassa, Pamplona/ Iruña y Barcelona. Las ODS habían nacido dentro de redes de movimientos sociales como herramientas desde las que promover y acompañar procesos colectivos de auto-organización contra la precariedad/precarización en diversos ámbitos (laboral, extranjería, vivienda, etc.) y desde las que tejer alianzas –producir un común– entre el «precariado autóctono» y el «precariado migrante» con y sin papeles.

Con este objetivo, las ODS ponían en marcha asesorías jurídicas gratuitas; talleres de derechos; campañas y acciones de denuncia y movilización; acompañamiento a los procesos de auto-organización de migrantes; dispositivos de apoyo mutuo (redes de recursos, cooperativas de autoempleo, cajas de resistencia, etc.); clases de castellano y catalán; y elaboraban guías de recursos y derechos básicos. También desplegaron diversas iniciativas de investigación militante y autoformación en torno a las luchas contra las fronteras y contra la precariedad, como las jornadas Trabajo, ciudadanía y migraciones en la globalización. Destruir fronteras construyendo movimiento, celebradas en 2006 en el Ateneu Candela de Terrassa, y en ese mismo año en Málaga el II Encuentro Estatal por los Derechos de los Inmigrantes, convocado por la REDI; en 2007 las jornadas Crisis del Estado de bienestar, precariedad y nuevos derechos sociales en el Centro Vecinal del Pumarejo en Sevilla; en 2009 en la Casa Invisible de Málaga el Encuentro por el Cierre de los Centros de Internamiento para Extranjeros; en 2010 en el Ateneu Candela las jornadas La crisis y la política de lo común, y en Zaragoza, como respuesta a la Conferencia Europea de Ministros de Inmigración, el encuentro Aquí no sobra nadie. Por unos espacios sin fronteras. A esto hay que sumar los libros sobre estas temáticas publicados por la editorial Traficantes de Sueños y, a partir del año 2009, los seminarios del proyecto de autoformación Nociones Comunes. Además, continuando con el trabajo desarrollado desde estas redes activistas, se elaboraron muchos otros materiales vinculados a estas prácticas; por destacar algunos, en 2006 la ya mencionada Ferrocarril Clandestino. Guía por la Libertad de Movimiento; en el mismo año se presentó el libro del proyecto Fadaiat. Libertad de conocimiento / Libertad de movimiento, con el marco geopolítico del estrecho como eje temático; en 2007, el trabajo de investigación participativa Otra Málaga. Precariedad, inmigración y especulación en el territorio que habitamos; en 2009, el informe Para quien quiera oír. Voces desde y contra el Centro de Internamiento de Extranjeros de Aluche, etc.

Como resultado de toda esta experiencia/experimentación práctica y encarnada, mi investigación estuvo atravesada –a partir de las propias voces de los y las activistas– por las preguntas, la complejidad y las tensiones que se abren en torno a la posibilidad o no de crear proyectos y procesos compartidos – territorios comunes– entre sujetos con experiencias sociales que no estaban en un mismo plano, que venían marcados –a nivel formal, material y subjetivo– por una gran asimetría, por una diferencia radical en cuanto a posiciones de poder, subalternidad, segmentación de la ciudadanía, vulnerabilidad y ausencia de derechos, etc. ¿Es posible conquistar y expandir derechos –oponerse a la precarización de la vida, cortocircuitar sus lógicas y efectos- mediante un trabajo conjunto y cotidiano entre migrantes y autóctonos/as? ¿Es posible construir una política mestiza? Dichos debates –y las prácticas en las que tomaban cuerpo– exceden el objetivo del artículo; lo importante aquí es insistir en que estas preguntas, que ponían en el centro las luchas de los y las migrantes y las experiencias de auto-organización contra el régimen de frontera, se estaban haciendo principalmente en y desde las redes de movimientos sociales, fuera de la academia, lejos de los institutos de estudio de las migraciones y de los centros de análisis de la acción colectiva.

Presencias y ausencias en la literatura académica sobre migraciones

Haber trabajado durante los últimos años en la intersección entre el análisis de los movimientos sociales y la acción colectiva y el estudio de las migraciones me ha permitido ser consciente de esa «doble ausencia» que vengo planteando. Este artículo es el resultado de dicha trayectoria; mi intención aquí es explorar de manera más sistemática si la agencia política de los y las migrantes está presente –si es visible o no, y si ocupa un lugar central o periférico– en el campo de los estudios migratorios.

Para ello he revisado los títulos y los resúmenes de las comunicaciones presentadas al IV, al V, y al VI Congreso sobre las Migraciones en España (Girona 2004, Valencia 2007, y A Coruña 2009), al I Congreso Internacional sobre las Migraciones en Andalucía (Granada, 2011), y al VII Congreso sobre las Migraciones Internacionales en España (Bilbao, 2012). Y he revisado igualmente todos los números de la revista Migraciones, un referente en esta área de estudio, desde su aparición en 1996 y hasta finales de 2014. Reconozco las limitaciones de mi análisis, y sé que las cuestiones que vengo mencionando pueden aparecer en el desarrollo de los artículos, aunque no lo hagan en el título o el resumen. Sin embargo, no es un dato menor; los títulos de nuestros trabajos tienden a expresar las ideas fuerza, las preguntas y cuestiones centrales en torno a las que se está pensando en un determinado área o disciplina, y por lo tanto sirven también para revelar la falta de atención a determinados temas; y lo mismo podemos decir de los resúmenes de nuestras comunicaciones o artículos, que condensan los principales ejes de los temas sobre los que trabajamos.

Lo que encontré en la revisión de las ponencias y comunicaciones presentadas a los congresos fue lo siguiente:

En el IV Congreso sobre las Migraciones en España, de un total de 171 comunicaciones he localizado 15 que tuvieran alguna conexión con la participación de los y las migrantes. De estas 15 comunicaciones, había 6 que se centraban en elaborar tipologías y perfiles del asociacionismo formal [en las mesas 1, 2, 6 y 8]; 4 que hablaban sobre migración transnacional, asociacionismo, desarrollo y remesas [en las mesas 1 y 6]; 3 que giraban en torno al derecho al voto y los derechos políticos de los y las migrantes [en las mesas 1 y 4]; 1 reflexión teórica sobre movimientos sociales relacionados con la inmigración [mesa 1]; y 1 última comunicación –que es en realidad una reflexión metodológica– que es la única que he encontrado que habla de la necesidad de investigar con (y no solo sobre) los y las migrantes [mesa 10].

En el V Congreso sobre la Inmigración en España, de un total de 299 ponencias y comunicaciones tan solo he encontrado 16 que tuvieran alguna conexión con la participación: 5 sobre derecho al voto y derechos políticos de los y las migrantes [en las mesas 6 y 8]; 4 sobre tipologías, características y perfiles del asociacionismo formal [mesa 1]; 3 sobre redefinición de la ciudadanía y nuevos sujetos políticos, de las que 2 son reflexiones teóricas, y la tercera un análisis de las luchas de los y las migrantes «sin papeles» [en las mesas 6 y 8]; 1 sobre participación de migrantes en el movimiento vecinal [mesa 1]; 1 reflexión sobre transnacionalismo y resistencias [mesa 9]; 1 comunicación sobre relaciones informales de solidaridad en la frontera sur [mesa 6]; y 1 reflexión metodológica sobre los aportes de la Investigación Acción Participativa al estudio de las migraciones [mesa 10].

En el VI Congreso sobre las Migraciones en España, de un total de 150 comunicaciones (no he incluido los posters) he localizado 12 relacionadas con la participación: 3 comunicaciones sobre derecho al voto y derechos políticos de los y las migrantes [panel 2]; 2 sobre participación transnacional y codesarrollo [en los paneles 2 y 4]; 1 sobre las luchas de «sin papeles» en España [panel 1]; 1 sobre movilizaciones de «sin papeles» en Francia [panel 2]; 1 reflexión metodológica sobre los aportes de la Investigación Acción Participativa al estudio de las migraciones (misma autora que en el congreso anterior) [taller 3]; 4 sobre participación de mujeres migrantes, de las cuales 3 analizaban experiencias (p.ej. sobre colectivos de mujeres en Marruecos), y 1 sobre un proyecto de investigación-acción realizado junto y con mujeres migrantes en torno a las representaciones sociales [en los paneles 5 y 2].

En el I Congreso Internacional sobre Migraciones en Andalucía, de un total de 222 comunicaciones he hallado 12 relacionadas con la participación de los y las migrantes: 5 comunicaciones sobre participación y asociacionismo transnacional [sección 12]; 4 sobre tipologías, características y perfiles del asociacionismo formal [secciones 1 y 12]; 2 sobre el papel del asociacionismo y el voluntariado en la «integración» de migrantes [sección 12]; y 1 historia de luchas previas (durante la transición) [sección 10].

Finalmente, en el VII Congreso sobre Migraciones Internacional en España de un total de 234 comunicaciones he localizado 14 relacionadas con la participación de los y las migrantes: 8 sobre tipologías, características, perfiles, liderazgos y gobernanza asociativa [en las áreas 5 y 10]; 2 sobre asociacionismo y codesarrollo [área 8]; 2 sobre asociacionismo transnacional (1 estudio de caso y 1 teórico) [áreas 7 y 8]; 1 reflexión sobre activismo político mestizo en Lavapiés [área 5]; y 1 sobre las Brigadas Vecinales de Observación [área 6].

En resumen, de un total de 1.076 textos entre comunicaciones y ponencias, tan solo encontramos 69 que estén vinculados a la temática de la participación política. Y de estos 69, y siendo muy generosos con los criterios de clasificación, apenas 12 resaltan, como reflexión teórica o a través del estudio de experiencias concretas, la capacidad de agencia y el protagonismo de los y las migrantes a la hora de confrontar su posición de subalternidad.

Y algo muy similar es lo que nos encontramos al explorar los artículos publicados en la Revista Migraciones desde 1996, año de su fundación, hasta 2014. En este caso, entre los números 0 al 36 hay un total de 317 artículos, de los cuales vamos a encontrar 17 que giran en torno a la participación de los y las migrantes. Estos 17 artículos replican en gran medida las categorías que hemos visto en los congresos que acabo de detallar, los temas de interés son los mismos: el derecho al voto y los derechos políticos de los y las migrantes, las tipologías y características del asociacionismo formal, los consejos consultivos o foros para la integración, las reflexiones teóricas en torno al asociacionismo formal (su papel como facilitador de la «integración», su relación con el capital social, etc.), o la relación entre asociaciones de migrantes y codesarrollo. Tan solo hay tres textos que se escapen a estas lógicas. Dos son reflexiones teóricas, uno sobre las asociaciones de inmigrantes en el debate en torno a las nuevas formas de participación política y ciudadanía (en el Volumen 15, año 2004), y el otro –publicado en inglés– que gira alrededor de la idea de una ciudadanía desde abajo (Volumen 31, año 2012); el tercer artículo es una memoria del Primer encuentro de mujeres inmigrantes (Volumen 8, año 2000), una experiencia a la que no vuelve a hacerse mención en los volúmenes posteriores.

Presencias y ausencias en el estudio de los movimientos sociales y la acción colectiva

Al constatar esta ausencia tan marcada en el campo de los estudios migratorios, decidí hacer una segunda exploración que pudiera complementar estos datos, y analicé la presencia de los y las migrantes en el campo de los estudios de la acción colectiva. Para ello revisé las comunicaciones presentadas en los últimos congresos de la Federación Española de Sociología (FES), centrándome en los trabajos presentados dentro del Grupo de Trabajo sobre Movimientos sociales y Acción Colectiva. Lo que encontré no se diferencia demasiado de lo que he venido señalando hasta el momento 7 . En el IX Congreso de la FES, celebrado en Barcelona en el año 2007, de un total de 45 textos, observamos lo siguiente: ninguna de las 12 ponencias ni de las 14 comunicaciones leídas hablaba de la participación de los y las migrantes; y de 19 comunicaciones distribuidas, había 3 que giraban en torno a esta temática, una sobre la institucionalización del movimiento pro-inmigrantes, otra sobre asociacionismo formal, y la tercera sobre el movimiento de migrantes «sin papeles» (escrita por la misma persona que presentaba trabajos sobre este tema en los congresos de migraciones). En el X Congreso de la FES, celebrado en Pamplona en 2010, de un total de 46 textos, vemos que de 14 ponencias ninguna habla sobre los/las migrantes como actores políticos; de 26 comunicaciones leídas hay dos que hacen alguna referencia, una sobre capital social y liderazgo en asociaciones de migrantes, y una sobre el movimiento de solidaridad con los y las migrantes; y de 6 comunicaciones distribuidas no hay ninguna que gire en torno a la participación de las personas migradas. En el XI Congreso de la FES, celebrado en Madrid en 2013, de un total de 52 textos entre comunicaciones y posters no hay ninguno que se centre en la participación de los y las migrantes, mientras que los temas estrella son las luchas en torno a la vivienda, las movilizaciones del 15M, la relación entre nuevas tecnologías y acción colectiva, o el análisis del ciclo de protestas que se estaba produciendo a nivel internacional. Finalmente, en el XII Congreso de la FES, celebrado en Gijón en 2016, de las 69 comunicaciones orales presentadas en el Grupo de Trabajo sobre Movimientos sociales y Acción Colectiva, 1 trataba sobre el activismo político de los y las jóvenes españoles emigrados durante la crisis, 3 giraban en torno a movimientos de solidaridad con las personas migrantes y refugiadas, y 1 analizaba la participación de los y las migrantes en el movimiento 15M. En resumen, de un total de 212 textos, 10 trataban sobre migración y acción colectiva, 7 comunicaciones leídas y 3 distribuidas; y de estos tan solo 2 se centraban en la agencia de los y las migrantes como actores políticos.

Posteriormente analicé las diferentes ediciones del Anuario de Movimientos Sociales, desde su aparición en 1999 hasta el volumen publicado en 2014. Este recurso, si bien no es un material estrictamente académico, está coordinado por uno de los referentes en el estudio de los movimientos sociales y la acción colectiva en nuestro país, Pedro Ibarra, catedrático de la Universidad del País Vasco, y me pareció interesante tomarlo en consideración. El anuario, cuyo objetivo es la difusión del conocimiento sobre las prácticas de los movimientos sociales, trabaja en torno a nueve grupos de actores: movimiento antiglobalización; ecologista; pacifista y antimilitarista; feminista; obrero; de solidaridad y cooperación; LGTB; vecinal, urbano y de «okupación»; y antirracista. De un total de 323 artículos, encontré 13 que hacen referencia al movimiento antirracista, entendido principalmente como movimiento de solidaridad con los y las migrantes. Y de esos 13 artículos, únicamente en el volumen de 2001 encontramos algunos textos que hablen sobre procesos protagonizados por migrantes, en concreto dos reflexiones sobre los encierros que mencioné anteriormente, y un artículo –de tres páginas– sobre una asociación de mujeres migrantes. Destacar también que el último volumen (entre los consultados) del Anuario de Movimientos Sociales que incluye entradas sobre el movimiento antirracista es el de 2009, después de ese año no hay ninguna referencia más dentro de esa categoría: los y las migrantes, de nuevo, desaparecen.

A modo de conclusión

Centrándome en los estudios migratorios, los datos presentados muestran que hay una dimensión clave de la experiencia social de los y las migrantes que está siendo negada por la academia española. Siguiendo a Boaventura de Sousa Santos, podemos decir que nuestra mirada está creando activamente como no existentes las prácticas y saberes desplegados por sujetos subalternos/subalternizados. En este contexto, el desafío es construir una sociología de las ausencias (Santos, 2009) que torne visibles y ponga en discusión esas prácticas que están siendo invisibilizadas.

Sorprende observar cómo el campo de estudios de las migraciones, compuesto mayoritariamente por académicas y académicos autóctonos/blancos, reproduce en sus prácticas la representación de los y las migrantes como objetos de conocimiento a quienes se investiga y clasifica, sobre quienes se debate, se legisla, se regula –se gobierna–, como se ha hecho históricamente respecto a ese otro u otra que habitaban las localizaciones geográficas y epistémicas no-occidentales, y que hoy se encuentran en el espacio metropolitano, entre nosotros/as.

Dar por sentado, como parece estar ocurriendo, que los y las migrantes no son actores políticos, o son actores políticos irrelevantes, da más información sobre nuestra propia mirada (y sobre sus límites: lo que no sabemos/podemos ver) que sobre las prácticas de los sujetos. La colonialidad del poder y del saber (Castro-Gómez & Grosfoguel, 2007; Walsh, 2012) son constitutivas de nuestra manera de mirar, pensar y aprehender el mundo; y esto exige de nuestra parte una intensa vigilancia epistemológica que nos permita reconocer la persistencia de dicho legado y (tratar de) desestabilizar su reproducción. Por eso considero que las preguntas que organizan este artículo son pertinentes: ¿cómo y desde dónde estamos mirando?; como subraya Donna Haraway, «la visión es siempre una cuestión del “poder de ver” y, quizás, de la violencia implícita en nuestras prácticas visualizadoras» (1995, p. 330).

En septiembre de 2015 presenté una versión inicial de este trabajo en el VIII Congreso de Migraciones Internacionales en España, celebrado en la Universidad de Granada. Apenas tuve diez minutos para exponer mis argumentos y posiblemente no lo hice con suficiente claridad. En la ronda de preguntas y comentarios me sorprendió la intervención de una profesora que dijo que se había sentido «sermoneada». Yo había detallado los datos que aparecen en los epígrafes anteriores, señalé lo que he nombrado como «doble ausencia», y propuse algunas interpretaciones tentativas. Se podía estar de acuerdo o no con mis afirmaciones, plantear dudas a nivel teórico o metodológico, pero decir que era un «sermón» cerraba toda posibilidad de discusión académica –que es (o debería ser) la razón de ser de los congresos.

Poco después convertí la presentación en un artículo que envié a una revista de ciencias sociales. La revista rechazó mi texto argumentando que lo que yo proponía, cito textualmente, «no tiene el suficiente valor intelectual, aunque tal vez sí lo tenga normativo, para ser considerado objeto de estudio científico», una respuesta que me hizo recordar el episodio del congreso, y me llevó a preguntarme por qué mi texto se estaba recibiendo/entendiendo así. Mi objetivo era analizar la construcción del campo de estudio de las migraciones, observar qué incluye y qué excluye, y reflexionar al respecto (una práctica de reflexividad que debería ser central en nuestro trabajo). Estaba tomando los estudios migratorios como objeto de indagación, examinando las operaciones de clasificación que se realizan en su interior y que lo constituyen y delimitan –«la lucha por el establecimiento y la imposición de la taxonomía legítima» que explica Bourdieu (2002) –, un ejercicio que no es normativo sino definitivamente analítico.

¿De verdad puede defenderse que esta «doble ausencia», este punto ciego que atraviesa la academia española, es producto de la casualidad o que es científicamente irrelevante?, ¿qué permite considerar a priori que la dimensión de sujeto político de los y las migrantes no merece ser tomada en cuenta, por qué esa dimensión es menos importante que otras? Al menos, ¿no merecería la pena hacerse estas preguntas, ver su recorrido en vez de desecharlas de antemano?

Mi propuesta es sencilla, no estoy cuestionando los estudios migratorios en su totalidad ni planteo que deban desaparecer como campo de análisis, aunque sí creo que deberían reformularse. Del mismo modo que, por ejemplo, los estudios de género nacieron como una irrupción del movimiento feminista al interior de la academia, mi deseo –ahora sí, mi propuesta normativa– sería que los estudios migratorios se desplazaran hacia posiciones abiertamente decoloniales; que los y las migrantes sean tomados como sujetos productores de conocimiento con los que abrir procesos de diálogo, reflexión y análisis conjunto, y que ocupen más espacios en la academia desde los que puedan hablar en lugar de ser hablados, desafiando así la violencia epistémica de una sub-disciplina organizada de tal manera que sujetos blancos analizan sujetos no-blancos como objeto de estudio (Grosfoguel, 2007).

No estoy sugiriendo que los estudios migratorios deban centrarse en la dimensión política por encima de otras; lo que he hecho es mostrar cómo esa dimensión está prácticamente ausente, claramente infra-representada en relación a otras categorías, y he subrayado que esta realidad –la «invisibilización» de los y las migrantes como actores políticos– es merecedora de análisis y discusión al interior de la comunidad académica. Si este texto sirve para abrir la conversación, si es útil para cuestionar los límites de nuestra mirada –la colonialidad del saber que nos constituye y que atraviesa nuestras disciplinas y proyectos– habrá cumplido su objetivo.

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Notas

1 Este artículo fue elaborado en el marco del Proyecto Procesos emergentes y agencias del común: praxis de la investigación social colaborativa y nuevas formas de subjetivación política. Programa Estatal de Fomento de la Investigación Científica y Técnica de Excelencia (Ref. CSO2014-56960-P).
4 Los encierros en iglesias, universidades o locales de organizaciones sociales, en muchas ocasiones acompañados de huelgas de hambre, fueron un elemento central del repertorio de protesta de los y las migrantes «ilegales» antes, durante y después de este ciclo de movilizaciones. Por ejemplo, en Málaga más de 200 inmigrantes subsaharianos se encerraron en la catedral en 1998, y hubo nuevos encierros en febrero del 2000 y marzo de 2001; en Almería, tras los disturbios raciales/racistas de febrero del 2000 en la comarca de El Ejido, se sucedieron los encierros durante la primavera y el otoño de ese año. Y en 2004 y 2005 se repitieron en Barcelona y distintas localidades de su área metropolitana. El encierro más antiguo sobre el que he encontrado datos fue protagonizado en el año 1990 en Vila-real por inmigrantes norteafricanos.
5 Parte de los debates desarrollados en esta iniciativa están recogidos en el libro Tentativas, contagios, desbordes. Territorios del pensamiento, publicado en 2012 por la editorial de la Universidad de Granada.
6 La tesis doctoral completa está disponible en el repositorio institucional de la Universidad de Granada: http://hdl.handle.net/10481/34050
7 La información sobre los grupos de trabajo delos congresos de la Federación Española de Sociología puede consultarse en: http://www.fes-web.org/congresos/ [último acceso: junio 2017].

Notas de autor

2 Doctor en Ciencias Sociales Aplicadas por la Universidad de Granada.

3 Postdoctoral Fellow in Research and Social Justice. Society, Work and Development Institute (SWOP), Universidad del Witwatersrand, Johannesburgo, Sudáfrica.

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