Jorge Eliecer Martínez Posada
¿Qué hay más allá de la Juventud? Una lectura desde la politica de los acontecimientos.

Bogotá: Editorial Antropos- CINDE, 2010,157p.

Carles Feixa1
Universidad de Lleida- España
feixa@geosoc.udl.es

1Doctor en antropología por la universidad de Barcelona, Doctor Honoris causa en Ciencias sociales Niñez y Juventud CINDE- Universidad de Manizales, Profesor de antropología Social de la Universidad de Lleida- España.


Si la memoria no me falla, mi primer encuentro con Jorge Eliécer Martínez se produjo en un curso de doctorado que impartí hace unos años en Manizales, coincidiendo con la lectura de la tesis doctoral de Germán Muñoz. El entonces doctorando expresó su interés en los recorridos teóricos y conceptuales sobre la juventud, demostrando un notable conocimiento de las aportaciones de las teorías críticas, en particular de algunos pensadores franceses -como Foucault-e italianos -como Negri-que no acostumbran a citarse en los estados del arte canónicos sobre la juventud, por parecer sus aportaciones periféricas y no centrales en este campo. recuerdo que me habló del libro Imperio, de Negri, que yo no conocía, y me pasó una copia digital que, confieso, todavía tengo entre mis lecturas pendientes, pese a que el tema del imperio de la juventud, como metáfora para comprender la implosión-explosión de los movimientos juveniles contemporáneos, y sus conquistas de territorios sociales, comerciales, etarios, simbólicos, cada vez más amplios, es uno de mis intereses actuales, como bien conocen los colegas del Grupo de Trabajo de ClACSO sobre las nuevas prácticas políticas de los jóvenes, del que Martínez Posada forma parte, y los amigos del doctorado de Manizales, en cuyo humus creativo su trabajo ha germinado y florecido.

El libro de Martínez es un original ensayo sobre la juventud desde la teoría social contemporánea -o más bien un ensayo sobre la teoría social desde la juventud contemporánea-. se construye a partir de una mirada al mismo tiempo triangular y circular. Triangular, porque se estructura en una introducción conceptual y tres capítulos basados en textos escritos en momentos distintos, que a su vez remiten a tres temas dialógicos que propone recuperar las teorías sobre la juventud: desmodernización (Touraine y Giddens), multitud (Negri y Hardt) y políticas del acontecimiento (Beck lazzarato y reguillo). Dicho triángulo conceptual evoca lo que en europa autores como lynne Chisholm denominan el «triángulo mágico», la necesaria convergencia entre investigación, políticas públicas y acción social sobre la juventud. Circular, porque a la manera del ensayo tradicional, el recorrido teórico no se hace de manera lineal, sino de manera sinuosa, pendular o elíptica, volviendo una y otra vez a los mismos temas y observándolos desde distintas perspectivas. Tanto en el triángulo como en el círculo el autor demuestra una notable capacidad de síntesis teórica que, debo reconocerlo, no es lejana a mis intereses.

Las teorías sobre la juventud ya no son jóvenes. En términos estrictos cumplen un siglo. Nacieron en los estados Unidos y en alemania en el primer cuarto del siglo XX, vinculadas a la preocupación biomédica sobre la adolescencia y su reconocimiento social, y a la preocupación biopolítica sobre la juventud y su potencial de transformación social, y tuvieron su bautizo oficial en la magna obra de Stanley G. Hall Adolescence, publicada en 1904 y considerada desde entonces como el punto de partida para una teoría sobre la adolescencia-juventud con bases científicas. Dichas teorías se desarrollaron en los años 20s y 30s -en el periodo de entreguerras- a partir de conceptos como la generación, conflicto edípico y crisis de autoridad. se replegaron en los años de postguerra y volvieron a renacer en los años 60s, en su turbulenta adolescencia, coincidiendo con los grandes movimientos sociales y políticos que en esos años convirtieron la juventud en nuevo actor social. La juventud de las teorías sobre la juventud llegó en los años 80s, con las aportaciones de autores como la escuela de Birmingham -Hall y Hebdige- y la sociología francesa -Maffesoli y Bourdieu-. En los albores del siglo xxi, entramos en una fase de maduración -de vida adulta, siguiendo esta metáfora filogenética- en la que las teorías sobre la juventud vuelven a estar en el centro del escenario.

El libro de Martínez tiene el mérito de sintetizar con conocimiento de causa las aportaciones de algunos autores relevantes, de introducir a conceptos y autores periféricos, y de utilizarlos en la reformulación de conceptos juvenológicos clásicos pero renovados. El autor demuestra un buen conocimiento de la literatura europea sobre la cuestión, también de las aportaciones latinoamericanas, como las de mi colega y sin embargo amiga rossana reguillo, lo que evita el eurocentrismo dominante y fomenta la búsqueda de un cosmopolitismo metodológico propugnado por Beck. La escuela latinoamericana de estudios sobre la juventud no sólo es una fábrica para producir investigaciones empíricas, tiene también, aportaciones teóricas relevantes que deben ser difundidas y conocidas.