Recibido: 13 de febrero de 2012 - Aceptado: 16 de abril de 2012
Resumen:
En el momento histórico de la razón de estado, la policía emerge como dispositivo de saber-poder para el control del cuerpo y la regulación de los fenómenos de población. Se produce un cambio histórico la policía no tiene por objeto central la producción económica, sino el medio biológico-social en el que se produce la normalización, en su sentido jurídico-social. El rastreo histórico-crítico de los modos como interactúan las relaciones entre el saber, el poder y el sujeto. En el caso específico de la producción de la subjetividad, esta se encuentra ligada al régimen de verdad del arte gubernamental del liberalismo, al impacto de la verdad producida por las teorías y las prácticas económicas capitalistas.
Palabras clave: neoliberalismo, subjetividad, mercado, empresa de seguridad, biopolítica.
Abstract:
At the historical moment of the reason of State, police emerges as an apparatus of knowledge, power, body control, and regulating population phenomena. It is a historical move, where police's main object is not economic production anymore, but biological and social environment, where normalization -in its juridical-social sense- is produced. In this paper i get back to Michel Foucault's conceptualization, in this respect, in the historical-critical tracking the ways how relations between knowledge, power, and subject interact, allowing a specific production of subjectivity linked to the truth regime of liberalism's governmental art, to the impact of the theory-produced truth, and, finally, to economic-capitalist practices.
Keywords: neoliberalism, subjectivity, market, security company, biopolitics.
Resumo:
No momento histórico da razão do estado, a polícia emerge como um dispositivo de saber, poder, controle do corpo e regulação dos fenômenos da população. Esta é uma mudança histórica, na qual a Polícia não tem como objetivo central a produção econômica, mas o meio biológico e social em que é produzida a normalização, no sentido jurídico social. neste escrito, retomam-se as colocações de Michel Foucault no seguimento histórico crítico dos modos como interagem as relações entre saber, poder e sujeito, as quais permitem, por sua vez, a produção da subjetividade ligada ao regime de verdade da arte do liberalismo, ao impacto da verdade produzida pelas teorias e, por fm, às práticas econômicas capitalistas.
Palavras-chave: neoliberalismo, subjetividade, mercado, empresa de segurança, biopolítica.
La policía como arte de gobierno da cuenta de la relación actual entre sujeto productivo y capital. En el momento histórico de la razón de estado, la policía emerge como dispositivo de saber-poder para el control del cuerpo y la regulación de los fenómenos de población. Pero se produce un cambio histórico: el impacto, cada vez mayor del interés económico en las artes de gobernar. la policía no tiene por objeto central la producción económica, sino el medio biológico-social en el que se produce la normalización, en su sentido jurídico social. A finales del siglo XIX y la primera mitad del XX, se percibe una transformación del arte del gobierno: la supeditación del marco social al modelo de mercado. Por eso, no podría comprenderse la producción biopolítica de la subjetividad en la educación superior sin estudiar las artes gubernamentales que se desprenden del «liberalismo».
Pero me parece que el análisis de la biopolítica solo puede hacerse cuando se ha comprendido el régimen general de esa razón gubernamental de la que les hablo, ese régimen general que podemos llamar cuestión de la verdad, primeramente de la verdad económica dentro de la razón gubernamental; y por ende, si se comprende con claridad de qué se trata ese régimen que es el liberalismo, opuesto a la razón de estado -o que, antes bien, la modifica de manera fundamental sin cuestionar quizá sus fundamentos- una vez que se sepa qué es ese régimen gubernamental denominado liberalismo, se podrá, me parece, captar qué es la biopolítica (Foucault, 2007: 41).
En el marco de su propuesta genealógica, es decir, el rastreo histórico-crítico de los modos cómo interactúan las relaciones entre el saber, el poder y el sujeto, Foucault entenderá por «régimen de verdad» el «conjunto de procedimientos reglados por la producción, la ley, la repartición, la puesta en circulación y el funcionamiento de los enunciados [...] esto implicaría que «la verdad está ligada circularmente a los sistemas de poder que la producen y la mantienen, y a los efectos de poder que induce y que la acompañan» (Foucault, 1999b: 55). Partiendo de esta definición, puede comprenderse mejor porqué para Foucault el estatuto de verdad y su papel económico-político son susceptibles de inteligibilidad y rastreo histórico. En el caso específico de la producción biopolítica de la subjetividad, ésta se encuentra ligada al régimen de verdad del arte gubernamental del liberalismo, es decir, al impacto de la verdad producida por las teorías y prácticas económicas capitalistas en el marco político de la gubernamentalidad jurídica. ¿Qué subjetividad se produce ahora? el liberalismo hace emerger una subjetividad nueva: la del hombre que se ocupa de la gestión del mercado y de los criterios que este impone al marco político.
Ahora, el interés cuyo principio debe obedecer la razón gubernamental es interés en plural, un juego complejo entre los intereses individuales y colectivos, la utilidad social y la ganancia económica; entre el equilibrio del mercado y el régimen del poder público. Es un juego complejo entre los derechos fundamentales e independencia de los gobernados. El gobierno, o en todo caso el gobierno en esta nueva razón gubernamental, es algo que manipula intereses (Foucault, 2007: 64).
Como es conocido, las propuestas liberales asumen la relación entre interés particular e interés social como elemento central de las preocupaciones económico-políticas del gobierno. ahora bien, tal relación produce modalidades de sujeción específicas, al entregarle a la sociedad el estatus de «sociedad civil», entendiendo por ella la gestión de las dificultades propias del enfrentamiento entre intereses a través de un juego complejo entre elementos jurídicos y productividad económica. El arte del gobierno liberal y su gestión de la relación entre derecho e interés particular organizaría el interés social. la subjetividad que se produce consistiría entonces en una sujeción que emerge del juego complejo del intercambio económico en la salvaguarda del interés particular y social en las artes del gobierno. como señala Perea (2009: 56), «las técnicas ejercidas generan una sujeción que garantiza el derecho a perseguir el propio interés, elemento central de la política liberal, al tiempo que gestiona la interacción entre diversos intereses, construye unas sociedades y agencia unos dispositivos para garantizar el libre mercado y su base ética: la protección del interés particular como fundamento del correcto funcionamiento de la sociedad». como puede verse, se trata ahora de la producción de una subjetividad que dista de ser la abstracción del sujeto de derecho, y de su racionalidad como soporte de su dignidad moral y jurídica, sino de la construcción de modos productivos impulsados y regulados por estrategias jurídicas e institucionales que permiten el libre intercambio como soporte de la sociedad. Es en ese sentido que Foucault señala la paradoja fundamental del liberalismo como arte gubernamental: produce una libertad que, a su vez, necesita estrategias de control.
A grandes rasgos, si quieren, la libertad de comportamiento en el régimen liberal, en el arte liberal de gobernar, está implicada, se le invoca, se la necesita y va a servir de reguladora, pero además es preciso producirla y organizarla. Por lo tanto, la libertad en el régimen del liberalismo no es un dato previo, no es una zona prefabricada que haya que respetar o, si lo es, solo lo es parcialmente, regionalmente, en tal o cual caso, etc. la libertad es algo que se fabrica a cada instante. El liberalismo no es lo que acepta la libertad, es lo que se propone fabricarla a cada momento, suscitarla y producirla, desde luego, [todo el conjunto] de coacciones, problemas de costo que plantea esta fabricación (Foucault, 2007: 85).
El sujeto de derecho abstracto del contrato posee una libertad como anterioridad ontológica de la acción, así como una racionalidad que le permite encontrar las reglas adecuadas a la naturaleza social del hombre. la subjetividad del liberalismo cambia el fundamento para concebir ahora la libertad como un conjunto de libertades en las que el interés productivo sostiene la relación con los bienes y el intercambio. la anterioridad ontológica ya no es el trasfondo racional, sino la emergencia y resolución del interés particular como soporte económico-político de las relaciones sociales. Este aspecto perdura en nuestro presente, hace funcionar en la actualidad a una subjetividad de producción e intercambio. Pero tal producción y consumo de libertad tiene su contraparte: no podría entenderse una sociedad liberal sin una preocupación central del arte del gobierno: la seguridad.
¿Cuál va a ser entonces el principio de cálculo de ese costo de la producción de la libertad? el principio de cálculo, por supuesto, es lo que llamamos seguridad. Es decir que el liberalismo, el arte liberal de gobernar, se verá forzado a determinar con exactitud en qué medida y hasta qué punto el interés individual, los diferentes intereses individuales en cuanto divergen unos de otros y eventualmente se oponen, no constituyen un peligro para el interés de todos [...] la libertad y la seguridad, el juego entre una y otra, es lo que está en el corazón mismo de esa nueva razón gubernamental cuyas características generales les he presentado. libertad y seguridad: esto animará desde adentro, para decirlo de alguna manera, los problemas de lo que llamaré la economía de poder propia del liberalismo (Foucault, 2007: 86).
Esta economía de poder a la que Foucault se refiere es la producción de un sujeto en el doble juego libertad -control, o libertad- seguridad. Seguridad que implica, por supuesto, las relaciones económicas como soporte de la misma. cálculo del riesgo y de la escasez, cálculo del azar, de los fenómenos de población como la mortalidad, morbilidad, relación costo-beneficio presente en la emergencia de variables azarosas que se interponen en las posibilidades productivas. ¿cómo garantizar que los sujetos obedezcan y produzcan? en una combinación entre disciplina y control, el liberalismo gobierna la población desde su producción como sociedad capaz de superar las contingencias propias de la vida, constituye un medio en el que lo natural (los fenómenos de población) son ahora parte del cálculo, y asegura, en el sentido actual de la noción «seguro de vida», a través de mecanismos de regularización y cálculo anticipado, la productividad y la obediencia. Sociedad de libertad: sociedad de seguridad. cada variable de los fenómenos de población se convierte ahora en un peligro por gestionar, en una posibilidad que desafía al control y cuyas consecuencias productivas ponen en riesgo la existencia de la sociedad misma: no es posible un estado de derecho sin «seguridad», sin «cultura del peligro»:
Desaparición de los jinetes del apocalipsis y, al contrario, aparición, surgimiento, invasión de los peligros cotidianos, peligros cotidianos perpetuamente animados, reactualizados, puestos en circulación, entonces, por lo que podríamos llamar cultura del peligro en el siglo XiX y que tiene toda una serie de aspectos. tómese, por ejemplo, la campaña de comienzos de ese siglo sobre los programas de ahorro, véase la aparición de la literatura policial y el interés periodístico por el crimen a partir de mediados del siglo XiX; véanse todas las campañas relacionadas con la enfermedad y la higiene; miren también todo lo que pasa en torno de la sexualidad y del miedo a la degeneración: degeneración del individuo, de la familia, de la raza, de la especie humana. Por último, vemos en todas partes esa estimulación del temor al peligro que en cierto modo es la condición, el correlato psicológico y cultural interno del liberalismo. No hay liberalismo sin cultura del peligro (Foucault, 2007: 87).
¿Qué debe entenderse por esta «cultura»? Una necesidad constante de considerar los eventos naturales, vitales, si se quiere, como riesgo potencial que debe conjurarse a través del cálculo y del control. Evento de escasez, de diseminación de enfermedades, de exceso de población, etc. la sociedad no podría defender los derechos y libertades que promulga sin ese cálculo y esa regularización constante. la libertad no es, entonces, el marco trascendente de la acción, sino el aparecer constante de la necesidad de control. Sujeto moldeado para ocuparse de sus riesgos vitales en instituciones educativas, vigilancia y control constantes como garantía de la preciada libertad. El dispositivo liberal difumina el control en la vida cotidiana justificándolo como necesario para prevenir las variables que amenazan «la vida, honra y bienes de los ciudadanos». ciudadanos que descansan del acoso del azar en la seguridad del cálculo gubernamental. Pero tal descanso implica siempre riesgos de otro orden, riesgos que ya no dependerían del medio, sino de la misma acción de los sujetos. como señala Perea:
El marco productivo construye subjetividades inmersas en la lógica del mercado y su intercambio, pero a la vez hace emerger eventualidades peligrosas de orden biopolítico: la muerte como fin de las posibilidades productivas, el desempleo o la quiebra, el paro y la huelga. El sujeto también deviene peligroso: sujeto no productivo, destructor del interés social al no tenerlo en cuenta (delincuente, antisocial), sujeto no controlado, bandido. la lógica del arte gubernamental lleva más lejos la relación con el mercado al componer un saber gubernamental ya no para la interacción social, sino para el mercado mismo. Dado que el estado está en constante peligro de disolución, la lógica de la economía de mercado podría mantener al estado funcionando (2009: 59).
Lo que significa que el único modo de asegurar la libertad y la vida sería una estructura de control en la que el mercado y sus reglas «regularizan» (la redundancia tiene sentido) la existencia social misma. todo deviene controlado por las necesidades, eventualidad y normas del mercado. Incluso puede adelantarse que la mercantilización de la educación será una consecuencia directa de este modelo gubernamental. En el fondo subyace un proyecto de sociedad que necesita un sujeto moralmente competente, así como productivo y gestor de su interés en el marco de las exigencias de derecho y deber propias de los intereses sociales. ¿Y quién si no el mercado sería el garante del funcionamiento adecuado de esa interacción compleja y extraña entre libertad individual, interés social, eventos de población y gestión adecuada del gobierno? al respecto, Foucault señala:
Como está comprobado que de todas formas el estado es portador de vicios intrínsecos y nada prueba que la economía de mercado también los tenga, pidámosle a esta última que en sí misma, no el principio de limitación del estado, sino su principio de regulación interna de punta a punta de su acción. En otras palabras, en lugar de aceptar una libertad de mercado definida por el estado y mantenida de algún modo bajo vigilancia estatal -lo cual era, en cierta forma, la fórmula inicial del liberalismo: establezcamos un espacio de libertad económica, circunscribámoslo y dejémoslo circunscribir por un estado que ha de vigilarlo-, pues bien, dicen los ordoliberales, es necesario invertir por completo la fórmula y proponerse la libertad de mercado como principio organizador y regulador del estado, desde el comienzo de su existencia y hasta la última forma de sus intervenciones. Para decirlo de otra manera, un estado bajo la vigilancia del mercado más que un mercado bajo la vigilancia del estado (Foucault, 2007: 149).
En la fórmula ordoliberal de «convertir todo en mercado» subyace la economía de poder que produce esa relación entre moral, saber y poder de la que se ha hablado. la subjetividad que se produce organiza sus posibilidades morales (libertad individual), políticas y jurídicas (derecho, deber, gobierno) y epistemológicas (relación saber-naturaleza, fenómenos de población-ciencias humanas) precisamente desde las exigencias que la gestión del riesgo que propone el control típico de la sociedad de seguridad. En el fondo, se opera un cambio histórico fundamental: la lenta emergencia de una sociedad que empieza ofreciendo control como correlato de la vida social, a una sociedad neoliberal que generaliza un modo ético, político, jurídico y epistemológico: sociedad de empresa. En palabras de Foucault:
La sociedad regulada según el mercado en la que piensan los neoliberales es una sociedad en la cual el principio regulador no debe ser tanto el intercambio de mercancías como los mecanismos de competencia. Estos mecanismos deben tener la mayor superficie y espesor posibles y también ocupar el mayor volumen posible en la sociedad. Es decir, lo que se procura obtener no es una sociedad sometida al efecto de la mercancía, sino una sociedad sometida a la dinámica competitiva. no es una sociedad de supermercado: una sociedad empresa. El homo economicus que se intenta reconstituir no es el hombre del intercambio, no es el hombre consumidor, es el hombre de la empresa y la producción (Foucault, 2007: 182).
El homo economicus es la subjetividad que se constituye en las formas biopolíticas avanzadas del neoliberalismo. la producción de esta subjetividad desde las técnicas gubernamentales del liberalismo supone entonces la emergencia de una forma vital productiva que no solo está regulada por las leyes del mercado, sino que ahora convierte todo un modelo social capturado por la «empresa». Sociedad empresa, cuya principal técnica consiste en generalizarse, en apoderarse del todo el tejido social, en gestionar al sujeto ya no como riesgoso, sino como competitivo:
A hora bien, ¿qué función tiene la generalización de la forma «empresa»? Por un lado se trata, desde luego, de multiplicar el modelo económico, el modelo de la oferta y la demanda, el modelo de la inversión, del costo y beneficio, para hacer de él un modelo de las relaciones sociales, un modelo de la existencia misma, una forma de la relación consigo mismo, con el tiempo, el entorno, el futuro, el grupo, la familia (Foucault, 2007: 278).
Pero, en términos de técnicas gubernamentales, ¿qué quiere decir tal «generalización»? Foucault analiza tres elementos de la misma:
a.«Retomar ese tejido social y procurar que pueda repartirse, dividirse, multiplicarse no según la textura de los individuos, sino según la textura de la empresa. Es preciso que la vida del individuo no se inscriba como individual dentro del marco de gran empresa que sería la compañía, o en última instancia, el estado, sino que pueda inscribirse en el marco de una multiplicidad de empresas diversas encajadas unas en otras y entrelazadas» (Foucault, 2007: 277). Este primer momento podría considerarse una «generalización política», en el sentido de que es el individuo y las instituciones que la vigilan y controlan los que funcionarían ahora «empresarialmente»
b.«Empresas que de alguna manera están al alcance de la mano del individuo, que son bastante limitadas en su tamaño como para que la acción del individuo, de sus decisiones, sus elecciones, puedan tener en ellas efectos significativos y perceptibles, y también bastante numerosas para que no dependa de una sola» (Ibídem). División, analítica social de corte empresarial. conexión por vasos comunicantes de un régimen empresarial a otro. Multiplicación de la gestión de los intereses particulares y sociales en el entramado empresarial.
c.«Y por último, es necesario que la vida misma del individuo -incluida la relación, por ejemplo, con su propiedad privada, su familia, su pareja, la relación con sus seguros, su jubilación- lo convierta en una suerte de empresa permanente y múltiple» (Ibídem), subjetividad que adquiere ahora la forma de una individualidad que organiza sus relaciones como ejercicios empresariales.
Características que anticipan la cuestión del «sujeto competente y competitivo», la del «capital humano» y la de la educación como una herramienta constante en la producción y el mantenimiento de tal subjetividad. Quizá no haya un enunciado más biopolítico que el de «proyecto de vida». En el lenguaje de la administración de empresas contemporánea, el «proyecto de vida» no sería otra cosa que la construcción del «plan estratégico» de cada individuo particular. Dicho proyecto termina articulándose y modificándose en conexión con los de su familia, institución, estado, entre otras posibilidades.
Bibliografía
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