Recibido: 17 de septiembre de 2012 - Aceptado: 24 de octubre de 2012
Resumen:
El municipio de Puerto Gaitán, en el departamento del Meta, ha cobrado importancia en el mapa económico de la nación colombiana. En el artículo muestro la formación de Puerto Gaitán en los últimos años explorando los cambios en los modos de explotación, producción y uso de la tierra, así como la emergencia de la imagen Puerto Gaitán Paraíso Natural. Posteriormente analizo esta representación de la naturaleza, mostrando la clase de estereotipos que se movilizan y los cambios en la imaginación del lugar y de la región de los Llanos orientales con esta publicidad. Por último muestro cómo la modernidad se expresa en este municipio a través de la producción de esta imagen, pasando por reflexiones que tocan tanto la imaginación de la diferencia como el gobierno del territorio. El Paraíso Natural aparece entonces como una imagen ambigua, que transita entre la universalidad y la particularidad, y que permite desmentir las prácticas explotadoras de los poderosos.
Palabras clave: Puerto Gaitán Paraíso Natural, representación, imaginación, modernidad, naturaleza, diferencia, desmentida.
Abstract:
Puerto Gaitán municipality, in the department of Meta, has become important on the Colombian economic map. In this paper, I will show the formation of Puerto Gaitán in the last years, exploring changes in the modes of land exploitation, production and use, and the emergence of the image of Puerto Gaitán as a Natural Paradise. Subsequently, I will analyze this representation of nature showing which stereotypes are mobilized and how imaginaries from this place and the whole region of Eastern Llanos have changed following this advertising slogan. Lastly, I will show how modernity is expressed in this municipality by producing this image, and make some reflections regarding both conceiving difference and governing the territory. Natural Paradise appears therefore as an ambiguous image, passing between universality and particularity, which allows disavowing influential people's exploiting practices.
Keywords: Puerto Gaitán Paraíso Natural, representation, imagination, modernity, nature, difference, disavowal.
Resumo:
Puerto Gaitán tornou-se um município importante no mapa econômico da nação colombiana. Neste artigo, expõe-se a formação de Puerto Gaitán nos últimos anos, aprofundando nas mudanças dos modos de exploração, produção e uso da terra, assim como na emergência da imagem "Puerto Gaitán, Paraíso Natural". Posteriormente, essa representação da natureza é analisada, destacando os tipos de estereótipo que mobiliza e as mudanças na imaginação do lugar e da região dos Llanos orientales que promove. Por fm, demonstra-se como a modernidade se expressa no município por meio da produção dessa imagem, refletindo tanto sobre a imaginação da diferença como sobre o governo do território. O Paraíso Natural aparece, então, como uma imagem ambígua que transita entre a universalidade e a particularidade, e que permite desmentir as práticas de exploração dos poderosos.
Palavras chave: "Puerto Gaitán, Paraíso Natural", representação, imaginação, modernidade, natureza, diferença, desmentida.
Introducción
En pocos años Puerto Gaitán, Meta, ha pasado de ser reconocido como una zona roja de disputa militar a ser nombrado como un importante destino turístico y centro económico de la Orinoquía colombiana. Recientemente este municipio viene ocupando un lugar privilegiado en espacios comerciales como la vitrina turística de Anato y la feria de las Colonias, así como en los diarios y noticiarios nacionales, en los que lo destacan por sus ricas reservas de petróleo, sus amplias extensiones para la agroindustria, su oferta turística y sus grandes obras en infraestructura. Este cambio de imagen ha sido impulsado, en particular, por la más reciente administración municipal liderada por Oscar Bolaños, el gobierno que ha contado con más recursos procedentes de las regalías del petróleo. Su alcaldía se ha preocupado por construir los cimientos para que Puerto Gaitán sea un destino turístico consolidado y uno de los mayores productores agroindustriales en el país, de manera que estas formas de producción acompañen la avanzada petrolera y puedan remplazarla cuando esta haya agotado la última reserva de crudo en el municipio, aproximadamente en unos treinta años. Por lo pronto esta alcaldía se ha encargado de promocionar su municipio utilizando la imagen Puerto Gaitán Paraíso Natural, con la que han logrado un importante reconocimiento entre los turistas del centro del país, y entre varios inversionistas nacionales y extranjeros.
Con la imagen de El Paraíso Natural las representaciones históricas que han circulado sobre la región de los Llanos Orientales y sobre este municipio están siendo, algunas desplazadas y otras configuradas. Este es un cambio importante en la forma como se imagina la diferencia del municipio. Pero más allá de esta hibridación entre unas representaciones más recientes y otras con mayor peso histórico, es muy importante llamar la atención sobre ciertos implícitos de esta imagen, que la hacen tan universal y tan particular a la vez, y que además, si se mira el escenario en el que es producido, tiene unas implicaciones sobre la forma como las personas y el territorio son gobernados. A lo largo de este artículo me encargo de mostrar ciertas determinaciones político-económicas de Puerto Gaitán, para poner en escena la imagen de El Paraíso Natural que me encargo de analizar posteriormente. Este análisis va desde una descripción de los estereotipos y las representaciones que aparecen en fotografías y textos, hasta las ambigüedades de esta imagen, que de paso me permite pensar en ciertas condiciones propias de la modernidad. El Paraíso Natural es una imagen por excelencia moderna, y es en esas características que forman esta representación, así como la mayoría de posibles imaginaciones de lugar, que aparecen asuntos muy interesantes para el análisis antropológico, no solo del discurso y la imagen, sino también del espacio, la diferencia y los intereses de los poderosos.
Puerto Gaitán en la última década
Con el incremento de la producción de campo Rubiales, un conjunto de pozos petroleros ubicado en tierras del municipio, las condiciones para Puerto Gaitán empezaron a cambiar. Rubiales fue descubierto por la Exxon en 1982, pero su explotación nunca fue elevada debido a los costos que en ese entonces tenía la producción a partir de crudo pesado y a los constantes ataques que la guerrilla de las FARC realizaba a las tractomulas que transportaban el crudo del campo. Fue solo hasta principios de la década del 2000 que la situación en campo Rubiales empezó a mejorar. En ese entonces el bloque oriental de las autodefensas -conocido como Autodefensas Campesinas del Meta y del Vichada (ACMV) al mando de alias Guillermo Torres- ya había obtenido el control de las vías de Puerto López y Puerto Gaitán, y brindaba su seguridad a las tractomulas petroleras del campo.3 Justo por esas épocas, en el 2002, Rubiales fue comprado por un socio estratégico de Sinergy dueña de Meta Petroleum, entonces empresa del reconocido Germán Efromovich -declarado «Empresario del año» en 2010 por el ex presidente Álvaro Uribe, por sus éxitos empresariales con Avianca-. En dos años, él hizo que el campo pasara a producir 8500 barriles diarios -un rápido incremento en la producción teniendo en cuenta que durante casi dos décadas Rubiales solo llegó a los 700 barriles diarios-. De inmediato varias multinacionales mostraron su interés por el campo y después de intrincadas negociaciones y cambios de mano, pasó a pertenecer a Pacific Rubiales Energy, la multinacional canadiense encargada del impresionante incremento de la producción del campo. Cuando esta empresa empezó a operarlo, Rubiales producía 15 mil barriles diarios, cifra que ha incrementado sorprendentemente en 200 mil barriles más, haciéndolo el campo petrolero más importante del país.4
A la par de Rubiales, agroindustrias como La Fazenda, de Aliar S.A., y los proyectos de palma aceitera, de Sapuga S.A., han venido consolidándose como experiencias agrícolas exitosas en las sabanas de Puerto Gaitán. Gracias a las investigaciones que durante treinta años realizó Corpoica en Carimagua, y que hoy sigue realizando en asociación con el Centro de Investigación de Agricultura Tropical (CIAT), los suelos ácidos de la «altillanura» -un concepto con el que la geografía y la ecología han conglomerado a los ecosistemas que se extienden entre el río Meta y el río Vichada- están siendo intervenidos con proyectos productivos para biocombustibles y alimentos. En 2010 Puerto Gaitán contó, según datos de la UMATA (Unidad Municipal de Asistencia Técnica Agropecuaria), con 165.000
cabezas de ganado criadas y levantados en forma de ganadería extensiva y pastoreo rotativo, 15.000 hectáreas de maíz y soya, 135.000 hectáreas de palma aceitera, 7.000 hectáreas de arroz y 1.500 de caucho. Estos cultivos no representan un porcentaje considerable en sus 17.400 km cuadrados de extensión territorial, pero en un municipio que tan solo hacia finales de la década de 1990 y principios de 2000 estaba introduciendo pastos brachiaria para el mejoramiento de la ganadería, estas cifras resultan ser una clara señal de la reciente transformación del uso del suelo para grandes monocultivos.5
El Foro de la Altillanura colombiana es el escenario que la alcaldía en curso de Óscar Bolaños ha creado para que miembros del gobierno, empresarios e investigadores discutan y decidan sobre el futuro económico de la región y el uso de las tierras de Puerto Gaitán y del departamento de Vichada. Esta iniciativa de la alcaldía se articula con la apuesta iniciada en el gobierno de Álvaro Uribe, continuada
por el de Juan Manuel Santos y empujada por los capitalistas nacionales, de hacer de la Orinoquia grandes extensiones de monocultivos al estilo agroindustrial del Cerrado brasileño.6 Dentro de esta lógica la Orinoquía es la última frontera agrícola del país: el pasado 10 de marzo el presidente Juan Manuel Santos en su discurso de entrega de las 17.000 hectáreas de Carimagua a 500 familias desplazadas, habló de Colombia como uno de los pocos países que aún puede ampliar su frontera agrícola haciendo uso de las tierras de la Orinoquía y así acelerar su desarrollo, en un momento circunstancial en el que la población mundial crece aceleradamente, aumentando la demanda y los precios de los alimentos (Presidencia de la República, 2010). El proyecto Gran Apuesta por el Desarrollo Rural, Agropecuario y Tecnológico de la Orinoquía, como el gobierno lo ha llamado, ya está marcha. Por un lado, la promesa del gobierno de Santos de entregar a familias desplazadas las tierras expropiadas a Habib Merheg, Pedro Oliveiro alias «Cuchillo», entre otros; y de subsidiar estas economías campesinas, que de implementar monocultivos para agroindustria necesitarían invertir varios cientos de millones para poder acceder a las tecnologías para monocultivos que necesitan los suelos de la altillanura. Por otro lado, la adquisición de miles de hectáreas en Casanare, Vichada y el municipio de Puerto Gaitán por empresarios como Luis Carlos Sarmiento Angulo, Alejandro Santodomingo, el ya mencionado Germán Efromovich y la empresa Mónica Semillas de Bolivia para ambiciosos proyectos agroindustriales de algodón, caña de azúcar, palma aceitera, caucho, arroz, piña, café, cultivos forestales, maíz y soya.7
Puerto Gaitán también se ha convertido en uno de los destinos turísticos más importantes del departamento de Meta. Cuando Óscar Bolaños empezó su segundo gobierno (2008-2011), la Pacific Rubiales ya había iniciado el incremento de la producción del campo, lo que implicó un significativo aumento en los recursos de regalías que recibe el municipio.8 Al tiempo que se contrataron un número importante de obras de infraestructura para educación y saneamiento básico, la administración de Bolaños se preocupó por promover la imagen del municipio con la imagen Puerto Gaitán Paraíso Natural, un eslogan que él había creado en su primer periodo como alcalde (2002-2005), pero que solo consolidaría algunos años después.
El Paraíso Natural es una idea creada para seducir y producir deseo de viaje entre los turistas. Con esta imagen la alcaldía ha presentado a su municipio en las últimas ediciones de la vitrina turística de Anato y la Feria de las Colonias en Bogotá y en el foro de Agrofuturo en Medellín. En estos eventos llevan a la modelo Natalia París, quien desde 2008 es la imagen del municipio, hacen varias muestras «representativas» como presentaciones de grupos de danza, música llanera y muestra de artesanías sikuani, y distribuyen los brochures en donde aparece la oferta turística del municipio: el avistamiento de toninas -delfines de agua dulce- en las Bocas del río Manacacías, las playas de los ríos Yucao, Manacacías y Meta que se forman en la época de verano, el Concurso Nacional de Pesca, las fiestas de folclor llanero del Festival de la Cachama y las fiestas del Festival de Verano que son promocionadas en el noticiario de RCN. Además, la alcaldía viene desarrollando varios proyectos de infraestructura para el embellecimiento de la cabecera municipal con arborización de parques y mejoramiento de espacios públicos, así como la construcción del aeropuerto del municipio y de un malecón turístico de 2 km diseñado por el afamado arquitecto Simón Vélez.
En el libro Puerto Gaitán Paraíso Natural (Fierro, 2007), y en los brochures y folletos publicitarios encabezados por este eslogan (Alcaldía Puerto Gaitán, 2009; 2010a), el municipio aparece como un emporio petrolero, agroindustrial y turístico, en el que se conserva los bosques, los ríos, las sabanas, las poblaciones indígenas y las tradiciones del Llano. Esta representación de la diferencia biológica, étnica y cultural del municipio la hacen a partir de estereotipos específicos sobre lo indígena, lo llanero y la vida biológica de los Llanos orientales. En estas imágenes los indígenas del municipio aparecen como aborígenes emplumados y coloridos que aún conservan las danzas, la gastronomía tradicional, los rituales, la tradición oral y el trabajo artesanal. En los folletos turísticos publicitan el resguardo sikuani Wacoyo, el único de los nueve resguardos que queda cerca de la cabecera municipal, destacando las elaboraciones artesanales en madera y fibra de palma de cumare, así como la forma de vida indígena que los turistas pueden encontrar en este lugar. A los llaneros, por su parte, los muestran como hombres trabajadores y laboriosos que sobresalen en el trabajo de vaquería, la pesca y el folclor, destacando el Festival de la Cachama como el evento llanero del municipio. Y la vida biológica aparece en fotos conmovedoras para los sentidos, de paisajes con hermosos ríos y sabanas que arden en los atardeceres; un espacio natural con diversidad de flora, fauna y recursos.
Puerto Gaitán Paraíso Natural
La explotación de grandes yacimientos de crudo en el subsuelo de la llanura gaitanesa ha permitido otra imaginación e intervención del espacio y de la población de Puerto Gaitán. La idea de riqueza en los Llanos orientales no es en absoluto nueva, ni mucho menos la intención de explotarla y de intervenirla productivamente. Sin embargo, las sabanas de los Llanos fueron naturalizadas como un espacio especializado para la producción ganadera, lo que ayudó que durante mucho tiempo estas tierras no fueran casi intervenidas con otros sistemas productivos. Esta tendencia productiva, además, se ha considerado como la posibilitadora de lo llanero, una forma de vida cultural que ha sido naturalizada para los pobladores de esta zona del país (Arias, 2004). Esta naturalización implicó el silenciamiento, al menos en el imaginario nacional, de otros usos de la tierra y de los recursos de los Llanos -a excepción del petróleo- (que sin embargo sí fueron menores en comparación con la ganadería), así como de la presencia de la población indígena. El conflicto armado ha estado también en el imaginario con el que se ha definido esta región, asociada incluso como un espacio donde se desarrolló la violencia, teniendo en cuenta que fue allí donde estuvieron las guerrillas liberales de mitad de siglo XX lideradas por Guadalupe Salcedo, y que posteriormente fue el escenario de algunos frentes de la guerrilla de las FARC y de varios grupos de autodefensas. Sin embargo, difícilmente la guerra en este territorio ha estado asociada a los intrincados conflictos por la propiedad de la tierra.
Pero de a poco otras representaciones están superponiéndose a estas; el caso de Puerto Gaitán es prueba de ello. La explotación petrolera, la agroindustria y el turismo aparecen como la maquinaria que le traerá total desarrollo a esta zona, un lugar del que se dice que encontró la paz y la tranquilidad gracias a la desmovilización de las ACMV, y que ahora, con la entrega de las tierras de Carimagua, es ejemplo de restitución y reparación. El reconocimiento mediático a estos otros modos de producción hace que, al menos en términos estrictamente económicos, la representación de los Llanos como una región ganadera se esté descentrando progresivamente. Puerto Gaitán aparece, además, como un lugar de diversidad natural y cultural, inscribiéndose de esta manera a las narrativas del multiculturalismo, la conservación del medio ambiente y de la biodiversidad. El mecanismo a través del cual el municipio se ha articulado a estas narrativas es la publicidad y los brochures en los que aparece representado como un Paraíso Natural. Esta imagen de lugar paradisiaco pasa también por la idea de lugar alegre y festero, que se vende especialmente con el Festival de Verano.
El libro Puerto Gaitán Paraíso Natural de fotos y textos de José Fierro (2007), así como los brochures turísticos que la alcaldía saca anualmente (Alcaldía Puerto Gaitán, 2009; 2010a) y los pendones y escenarios para las ferias definen la naturaleza del municipio a través de fotografías que articulan las riquezas y la belleza de la «altillanura» con los indígenas y llaneros que la pueblan y constituyen, y con la alegría de sus fiestas. Esta imagen creada por Óscar Bolaños y su equipo de trabajo produce a Puerto Gaitán como un lugar biológico, étnico y culturalmente definido. Parte de esta imaginación del lugar mantiene ciertas representaciones regionales (Gupta y Ferguson, 2008), inscribiéndose de esta manera en los imaginarios nacionales sobre la región que engloba al municipio, evitando así un quiebre radical en la representaciones que han circulado históricamente. El paisaje plano, uniforme, sin elevaciones, que ofrece panorámicas a lo infinito, así como la llaneridad como constitución natural de su gente, aparecen como continuidades que le dan sentido a esta imaginación del lugar dentro la secuencia de imágenes y narrativas que han producido a los Llanos Orientales.
Pero así como mantiene unas representaciones, desplaza otras. Aunque hay historias críticas que muestran el lugar de las poblaciones indígenas en la configuración de la región que, por supuesto, hacen énfasis en los conflictos y las resistencias en la colonización de los Llanos, los textos literarios, costumbristas y folcloristas han hecho énfasis en la cultura llanera (Arias, 2004), naturalizado un espacio marginal para los indígenas, del que tan solo mencionan el borroso parentesco que lo llanero tiene con estas poblaciones. 9 Desde esta perspectiva, es notable que las poblaciones indígenas de Puerto Gaitán tengan tanta visibilidad en la imagen. Es igual de notable que esta representación desplace, al menos en la apariencia, las imágenes peyorativas de lo indígena. Aunque este proceso de cambio sobre la representación de los indígenas lleva al menos veinte años en el país (empujado con la reforma constitucional de 1991), es de destacar una representación positiva de los indígenas de los Llanos, que como algunos académicos han demostrado (Gómez, 1991; Pérez, 1997), los procesos de inclusión a la nación con las poblaciones de esta región han sido muy diferentes a los de otras comunidades. Basta con recordar que la colonización ganadera en los Llanos -que desde mediados del siglo XIX hasta principios del XX- amplió su frontera hacia las altillanuras del oriente de Meta y de Vichada, tuvo como punta de lanza masacres y cacerías a los indígenas guahíbos -la denominación general para las poblaciones nómadas de esta zona- (hoy sikuanis y piapocos), quienes a su vez se defendían con saqueos y asaltos en los hatos ganaderos. Una vez disminuidas, estas poblaciones indígenas sirvieron de mano de obra barata -si es que se puede llamar así el recibir una panela por un jornal- en los hatos ganaderos y en los cultivos de arroz en las vegas.
La representación biológica del lugar en la imagen de El Paraíso Natural también ha implicado un desplazamiento importante en las representaciones que han circulado históricamente sobre la región. La imagen de los Llanos Orientales con nichos biodiversos para la conservación puede tener su inicio con la titulación del PNN Tuparro en 1980, un año después de haber sido declarado por la Unesco como una de las reservas de la biosfera en el país (Rummenhoeller, 1995). No obstante la idea de la Orinoquía como una gran ecorregión caracterizada por su biodiversidad y sus particulares relaciones ecológicas es bastante nueva: ha sido estimulada en especial con la creación de Coorporinoquía en 1993. Además, a medida que durante la década de 1990 y principios de 2000 la preocupación por el medioambiente y la conservación de los bosques, los ríos y demás espacios biológicos, se fue volviendo un eje importante de gobierno y fue permeado a la vida cosmopolita, las imágenes de ecorregiones como la Orinoquía, el Pacífico y la Amazonía tomaron un lugar importante en el imaginario de la nación. El Paraíso Natural es un ejemplo de ello, así como de la reciente complejidad en la representación de la naturaleza y la riqueza de la región, que aparece tanto por su diversidad biológica como por su condición de última frontera agrícola disponible para agroindustria.
Detengámonos, entonces, en las representaciones de El Paraíso Natural para entender la forma y el contenido con que se imagina la naturaleza de Puerto Gaitán. Pero primero un breve comentario sobre el eslogan. Con la idea de «naturaleza paradisiaca» que engloba el paisaje, los recursos naturales y las riquezas del subsuelo, la diversidad de flora y fauna, las poblaciones indígenas y la cultura llanera, y sus fiestas están concibiendo la naturaleza como una unidad biológica y poblacional, es decir, la naturaleza se define tanto por las características ecológicas y biogeográficas como por los grupos humanos que aparecen inherentes a ella. Como espero demostrar más adelante, a diferencia de las reflexiones que varios académicos han propuesto como crítica a la perspectiva hegemónica de la naturaleza en la modernidad, en las que reconocen que los humanos formamos parte de ella y al tiempo participamos en su transformación (Coronil, 2002; Braun y Castree, 2005), la definición de la naturaleza en las imágenes de El Paraíso Natural muestra a los humanos en la naturaleza de forma estática, de manera que hace parte de su esencia ser de la natura pero no constituye su posibilidad de cambio y transformación. Desde esta perspectiva, el entorno natural ha moldeado a estas poblaciones, pero estas poblaciones no lo han hecho con su entorno.
Las fotografías sobre las poblaciones indígenas muestran hombres en guayuco portando coronas de plumas y collares de colmillos, abrazando a mujeres con trajes completos que llevan collares de piedras y shakiras, y que en conjunto forman una danza circular. También muestran la elaboración del casabe y la preparación del pescado ahumado, y niños, abuelas, abuelos y artesanos mostrando su trabajo en madera y sus caras pintadas de tintas rojas y en algunos casos, también llevando coronas y collares. Las imágenes que representan a la cultura llanera muestran a hombres llevando sombrero de cuero y bregando ya sea con los caballos, jineteando a pie pelado en una manga de coleo para jalar la cola de una res, tarrayando, pescando o patroneando una canoa en el río. También hay varias imágenes que muestran a niños y jóvenes vestidos con los trajes folclóricos del joropo, llevando sombrero y alpargatas, y dando giros.
Las fotografías que representan la diferencia biológica muestran paisajes que resaltan por sus atardeceres, por sus lagunas y esteros, y por la vastedad de la llanura y las blanquecinas playas que en verano se forman en los ríos. Este espacio es imaginado como un escenario idílico para la fiesta y los deportes de playa y río, mostrando mujeres en bikini jugando voley playa, hombres practicando pesca deportiva y fotografías del Festival de Verano en las que multitud de personas en ropas de baño están enfrente de una tarima ubicada a lado del río y las playas. También muestran varios tipos de aves, como el pato güiriri y otras especies, el chiriguare, los loros y las guacamayas, mamíferos, como el venado, el saíno, el chigüiro, el oso hormiguero y frondosos árboles de flores amarillas, rojas, blancas y moradas que resaltan solitarios en las sabanas o coloridos en los bosques. Estas imágenes se complementan con fotografías de tractomulas petroleras, obreros trabajando, plantas agroindustriales y vacas pastando.
De estas fotografías se desprenden en los brochures (Alcaldía Puerto Gaitán, 2009; 2010a) y de forma más extensa en el libro Puerto Gaitán Paraíso Natural (2007), textos que explican que estas poblaciones sikuani, sálivas y piapoco son los «ancestros aborígenes» (Alcaldía Puerto Gaitán, 2009:2) de este lugar, y que con orgullo para Puerto Gaitán aún conservan sus costumbres y tradiciones. Hablan entonces de su «gastronomía al natural» (Fierro, 2007:53), de su forma de gobierno, del ritual del rezo de pescado, del baile del katsipitsipi, de su cosmogonía y su mitología que hace tributo a la naturaleza, y de la elaboración ancestral de los tapi -butacos que venden como artesanías-. Como parte de la cultura llanera hablan del pescador, «hombre silencioso y taciturno» (Fierro, 2007:81), del vaquero y su ardua labor de trabajo de llano, de la fortaleza y la entereza de los coleadores, de la práctica de danzas folclóricas, así como de la nueva generación de música llanera en el municipio. El Festival de la Cachama aparece nombrado en varias ocasiones como el evento «de mayor importancia de la cultura llanera» (2010b:3).
Por su parte, los textos que en estos documentos se refieren a los paisajes y la diversidad biológica comentan de forma romántica la majestuosidad de los paisajes y los bellos escenarios naturales con los que los turistas pueden contar. Frases como «(e)xóticos paisajes se asoman en medio de esta interminable llanura cargados de verde y exuberante belleza» (Fierro, 2007:9) o «(e)n el horizonte infinito se pintan soles de mil colores, adornados con el azul intenso de un sol despejado» (Fierro, 2007:13). En un apartado del libro de Fierro (2007), las páginas de color verde que cargan fotografías de animales y árboles hablan de la diversidad biológica como bella y salvaje, y mencionan la gran mayoría de animales, muchos de los que no aparecen en fotos, como garzas, araguatos, lapas, picures, armadillos, tortugas galápagas y morrocoys, gavilanes, y la gran cantidad de especies de río como el tijero, la mojarra, el leporino, el valentón, el amarillo, el bagre, el yaque, el baboso, entre muchos otros. Del Festival de Verano destacan la práctica deportiva del voley playa, el fútbol playa, sky, jet sky, así como el «sol, (la) rumba y (las) mujeres bellas» (Fierro, 2007:89), animadas por las mejores orquestas del mundo, «en medio de la exótica naturaleza» (Fierro, 2007:91). Estas narrativas las complementan la idea de progreso y desarrollo.
Puerto Gaitán entonces aparece como un emporio de desarrollo, que en poco tiempo ha mejorado la prestación de servicios básicos, el sistema de acueducto, la educación y en el que se desarrollan importantes obras de infraestructura.
La naturaleza en la modernidad
1. Universalidad y particularidad
Esta imaginación de la naturaleza de Puerto Gaitán es propia de la modernidad. En primera instancia es importante reconocer que esta representación mantiene la visión hegemónica que en la modernidad ha existido sobre lo natural. Con las formas de ver que progresivamente fueron configurando la episteme moderna durante los siglos XVI, XVII y XVIII, la naturaleza surgió como un objeto autónomo que está afuera del observador y que puede ser aprehendido a través de los sentidos (Serje, 2002). Durante los siglos XVIII y XIX la práctica de aprehender lo biológico en occidente estuvo articulada a las técnicas de captura de la realidad como la pintura y el dibujo, usadas por viajeros y naturalistas que pertenecieron a las expediciones científicas enviadas a las colonias por los imperios europeos. Estas representaciones pictóricas basadas en los postulados de Linneo incluyeron representaciones de las poblaciones, que mostraban economías y formas de organización social y simbólica, así como las características físicas de la gente. Los humanos que habitaban dichos espacios eran de la naturaleza del lugar. Desde esta perspectiva, las poblaciones de las colonias eran también un objeto diferente del observador aprehendido a partir de los sentidos; lo que implicó una reafirmación de la «diferencia natural» de la gente y los territorios, hecha inconsciente y natural en la forma de ver moderna.
Durante la primera mitad del siglo XX con la masificación de la cámara, la fotografía triunfaría sobre la pintura y el dibujo (MacDougall, 2009). Desde entonces inició la experiencia de imágenes puras y colectivas (Buck-Morss, 2009). Así, pues, la individualidad y la subjetividad de la obra de arte de la que hasta entonces habían dependido la botánica, la geografía y la antropología -que aunque hayan intentado hacerlo objetivamente era inevitablemente que el trazo y la técnica no estuvieran supeditados a las interpretaciones individuales-, pudo pasar a una técnica de registro que hizo más objetiva y pura la realidad y, por tanto, los datos científicos. En el caso de la imaginación de lo natural, la fotografía reafirmó su objetividad en tanto entidad externa que podía ser captada y comprobada, efecto que ayudó para que la naturaleza estuviera extremadamente normalizada en la modernidad.
Esta forma de ver la naturaleza nos ha permitido concebirla como una entidad general que todos los humanos hemos experimentado o podemos experimentar. Si consideramos que una de las características de la modernidad es su pretensión de universalizar (Mitchell, 2000), no es azaroso el hecho que la imagen de Puerto Gaitán, un pueblo de 12.000 habitantes ubicado en la mitad de las sabanas de la Orinoquía que es tal vez la cuarta parte de Colombia, se identifique como una naturaleza que en su connotación de paradisiaca transgrede su localismo, haciéndonos entender de entrada su analogía con el jardín divino. Inevitablemente, como ha sugerido Appadurai (2001:70), «el nexo entre la imaginación y la vida social [...] es cada vez más global y desterritorializado», lo que permite que un político, en una región marginal, en un país que en la representación geográfica global hace parte de la periferia, pueda junto con su grupo de trabajo definir de esa manera el municipio que gobierna. Esta desterritorialización permite producir un lugar al estilo de como se producen muchos otros lugares o nacionalidades. La idea de paraíso natural, paraíso verde, o únicamente de paraíso o natural, circulan transnacionalmente para imaginar lugares para el consumo turístico. Asturias Paraíso Natural, Uruguay Natural o Puerto Gaitán Paraíso Natural, son ejemplos de cómo una misma idea se repite aquí y en otras partes del mundo. Lo particular en estas imágenes se universaliza, incluso aquello que pueda englobar lo étnico o lo cultural, nociones que supuestamente definen una localidad.
¿Pero cómo lograr que lo particular se universalice? La fotografía es una técnica que produce este efecto. Varias de las imágenes de los brochures y del libro de El Paraíso Natural, vistas aisladas del eslogan y de los textos, nos muestran palmas y árboles que fácilmente pudieron haber sido capturadas por un fotógrafo en alguna parte del gran pantanal de Brasil o de alguna planicie australiana, canoas flotando en ríos que atraviesan selvas que podrían ser en los bosques de la Amazonía, Vietnam, Indonesia o el Congo, e indígenas de caras pintadas como en cualquier parte del continente americano o incluso del Sudeste asiático. En muchas de estas fotografías, no obstante, podemos notar las diferencias en físicas de los cuerpos, los vestidos, la arquitectura, las flores, el plumaje de las aves, que no obstante es una impresión únicamente definible para quien es experto. La fotografía nos cuenta acerca de cómo se ve, y no de quién es (MacDougall, 2009) o de donde está, es decir, trasciende el lugar y lo universaliza. Permite «un modo de descripción donde lo particular puede encabalgarse sin esfuerzo alguno sobre lo general» (MacDougall, 2009: 48).
Pero aunque Uruguay, Asturias o Puerto Gaitán pueden ser el mismo lugar, no lo son. Prueba de ello es que el turista si tuviera que escoger para sus vacaciones de verano tan solo podría apuntar a uno de estos parajes. Esta decisión no depende únicamente porque uno es más cerca que el otro o más barato. Tiene que ver con la diferencia que particulariza el producto que el turista quiere consumir. No en vano las fotografías de El Paraíso Natural aparecen aisladas de textos y pie de fotos que localizan y diferencian el producto.
Encontramos aquí una tensión, que también hace parte de lo que define a la modernidad: entre lo particular y lo universal. Inevitablemente, un espacio-tiempo homogéneo «requiere de la diferencia que introduce la posibilidad de una discrepancia, el regreso de socavar su unidad» (Mitchell, 2000:24). La modernidad aunque quiera ser el fin de la historia, se define así misma no solo determinando las características propias, sino también excluyendo y produciendo clasificaciones hacia fuera de ella: «lo moderno se define solo en la actuación de la distinción entre lo moderno y lo no moderno, entre lo occidental y lo no occidental» (Mitchell, 2000:26). La puesta en escena de las diferencias, así como de lo que es propio, es parte de la puesta en escena de la modernidad. La naturaleza, entonces, tal y como ha sido concebida en la modernidad, es una entidad que permite el efecto y la actuación de lo que es homogéneo y universal, al tiempo que permite lo que es diferente y está fuera de la modernidad. Así, pues, El Paraíso Natural es una imagen que transita entre lo universal y lo particular, lo que le brinda la capacidad de poner en escena la diferencia de un lugar, y al tiempo hacerla legible.
2. Fetichismo y gobierno
La puesta en escena de Puerto Gaitán en la representación de El Paraíso Natural también tiene implícitas otras ambigüedades. En Puerto Gaitán, los desechos y subproductos industriales de las empresas agroindustriales son arrastrados en el invierno por los caños y lagunas hasta cauces mayores como el Meta, así como los desechos de consumo en las épocas del turismo de playa terminan en el Manacacías. Las miles de hectáreas en monocultivos, las que ya existen y las que proyectan cultivar, destruyen las sabanas y amenazan con reemplazar la intrincada red de bosques. Los derrames accidentales en el transporte del crudo, en la explotación o en la tubería, contaminan los ecosistemas, así como la tierra y el agua separada del crudo que devuelven a los caños y los bosques. Por su parte, los indígenas sikuani de Wacoyo han entrado por completo en la vida asalariada, trabajando para las agroindustrias, las petroleras, la alcaldía, la política, las artesanías o en los contratos que llegan al resguardo. Algo similar viene sucediendo con los vaqueros, los trabajadores de las fincas en donde se trabaja la ganadería extensiva. Con los cambios en la función de la tierra, de grandes extensiones de ganadería a grandes extensiones para monocultivos y complejos agroindustriales, y con la tecnificación de la ganadería, la vaquería está dejando de ser una posibilidad de trabajo. La única opción que les queda a estos campesinos es trabajar como obreros en las agroindustrias o en las petroleras.
No es difícil que un turista se percate de los desechos que dejan las fiestas de verano en el río, o de un indígena vestido en jean, camisa y zapatos, o portando el overol de alguna compañía, o algún vaquero manejando su moto. Es más, he conocido varios casos en los que el choque del visitante es desde el momento en que llegan al pueblo, del que no hay ni una imagen en las publicidades. Que la forma en que se experimenta el viaje sea en apariencia contradictoria con la representación de la naturaleza del municipio es, en primera medida, evidencia del efecto de la representación en la modernidad. Para Mitchell (2000) tal vez la característica más importante de la modernidad es que estableció una distinción absoluta entre imagen y realidad, es decir, la organización del mundo en la representación permitió la creación del efecto de realidad. Que haya una distinción entre imagen y realidad es importante. Si esta distinción existe, la mercancía obtiene valor, y en este sentido el municipio puede ser vendido. Es una condición básica del capital que un objeto no es una mercancía por sí mismo; un objeto es mercancía cuando tiene una cualidad que lo trasciende, es decir, cuando hay una imagen que hace que el objeto parezca ser primero, y en esta medida real.
Esta distinción entre imagen y realidad es útil para el gobierno que ejercen las compañías petroleras en Puerto Gaitán desde la alcaldía. En la medida en que exista esta distinción es posible una estrategia de desmentida (Hall, 2010) que permite ocultar ciertas prácticas que se quieren guardar en secreto. La imagen es el espacio en el que gobernantes y capitalistas niegan sus deseos y prácticas poderosas sobre la población, el territorio y los recursos, al tiempo que las satisfacen. Stuart Hall (2010) llama a esto la estrategia de la desmentida, una práctica de encubrimiento que produce objetos fetiches que ocultan en secreto «una fuerza prohibida, poderosa y peligrosa [...] en donde lo que ha sido tabú se las arregla para encontrar una forma desplazada de representación» (2010: 437). El Paraíso Natural es el objeto fetiche, con el que la alcaldía, las compañías petroleras y las empresas agroindustriales, sustituyen sus deseos de gobierno más secretos para este municipio, que ponen en práctica en la realidad.
Lo que sucede con las compañías agroindustriales puede ser un ejemplo sencillo de esto. Estas compañías dicen hacer su intervención en la región de una forma sostenible que no afecte el medio ambiente y mejore las condiciones de vida de los habitantes. No obstante, la forma de pago en estas compañías es a destajo, y solo si el trabajador es eficiente, logra ganar alrededor de unos 700.000 pesos mensuales, un sueldo reducido en un pueblo caro como Puerto Gaitán, donde los comerciantes creen que todos son ingenieros de compañías petroleras. Además, las agroindustrias hablan de agricultura sostenible pero utilizan pesticidas y semillas OMG (organismos genéticamente modificados), que pueden generar transformaciones importantes en los ecosistemas.
Así como la desmentida es una estrategia solo posible en la distinción entre imagen y realidad, también es solo posible a partir de la diferencia entre lo moderno y lo no moderno que ya he explicado. En su análisis del multiculturalismo, Slavoj i ek (1998) propone que con el multiculturalismo, el capitalismo global trata a las poblaciones locales como nativos, «como el colonizador trata al colonizado» (1998:172), diferencia que le sirve para reafirmar la propia superioridad. En la imagen de El Paraíso Natural esto se hace claro en la representación de las poblaciones indígenas y de los llaneros, a quienes se les muestra como poseedores de tradición histórica, y desde esta perspectiva, como habitantes del pasado del municipio. A esto se le suma la imagen de Puerto Gaitán como un territorio con mucha naturaleza «exótica». En estas ideas se lee a un Puerto Gaitán premoderno, el cual sin embargo, según también es imaginado, con los recursos de regalías del petróleo, los proyectos agroindustriales, la inclusión de la diferencia, la conservación del medio ambiente, está en un estado modernidad. Esta distinción entre la diferencia que provee el pasado y el efecto de modernidad que provee el presente, permite la perpetuación de las relaciones de control y gobierno que históricamente han mantenido las elites políticas y económicas en su manejo de las poblaciones y los recursos. Desde esta perspectiva, el acto de imaginación de Puerto Gaitán es político, en tanto mantiene o configura las jerarquías y las relaciones en las que ha circulado el poder.
A modo de reflexión final
Como he intentado demostrar hasta aquí, Puerto Gaitán Paraíso Natural es una imagen que trasciende la imaginación de este municipio, al tiempo que nos permite localizarlo y pensarlo a partir de una serie de problemáticas muy particulares. Con esta imagen la alcaldía lanza su encantamiento sobre los sujetos de su municipio y los visitantes, creando «una fábrica de deslumbrantes proyectos de desarrollo que engendran fantasías colectivas de progreso» (Coronil, 2002:5). El turismo, la agroindustria y el petróleo son representados como un camino incuestionable e irreversible para el desarrollo, introduciéndose como una ilusión mágica para aquellos que necesitan que sus condiciones de vida mejoren y como un espacio idílico para aquellos que desea movilizarse. No obstante, como ya lo he demostrado, con la imagen de El Paraíso Natural producida desde la alcaldía Puerto Gaitán es definido de forma ambigua. A partir de la definición de las características no modernas del municipio, las prácticas modernas y «civilizadas» legitiman la explotación de la tierra y de las poblaciones. La imagen es, además, la posibilidad de mostrar un Puerto Gaitán paradisiaco, que permite un efecto de realidad para el que la intervención de ese espacio «salvaje» e «improductivo» en nombre del desarrollo sea tremendamente notable. Imaginar la diferencia hoy en día tiene un sentido útil para el turismo y para producir deseo de viaje, y al tiempo para hacer posible a la modernidad.
En esa distancia creada entre la arquitectura social y la vivencia que propicia el efecto de realidad (Mitchell, 2000), están los deseos poderosos de los capitalistas nacionales y los políticos a quienes no les importa que entre tanta ambigüedad estén jugando con los sueños por una vida mejor que los migrantes, los indígenas y los campesinos de Puerto Gaitán buscan, y que no todos obtienen. La imaginación tiene una perpetuación muy poderosa sobre los sentidos, las emociones y los pensamientos de los sujetos, y en estos escenarios de ambigüedad, los deseos creados no siempre son posibles. Queda de esta relación tal vez el punto más importante para el análisis antropológico. ¿Cuál es el lugar de la imagen de Puerto Gaitán Paraíso Natural y del efecto de realidad que posibilitan a la explotación agroindustrial y la maquinaria turística en la producción de sentido, así como de las emociones y los deseos de quienes habitan en el municipio? Así mismo teniendo cuenta el carácter mercantil de la imagen, es importante platearse por la relación entre el mercado de la tierra y el mercado de la imagen, o si se quiere, de mirar las formas de apropiación y uso de la tierra en el intersticio que deja la representación, entre el efecto de realidad y la imaginación. Seguramente de esta relación se puede entender mucho sobre el modo de proceder del capitalismo moderno, así como de la forma de gobierno sobre el espacio y las poblaciones.
Pie de página
3 Las Autodefensas Campesinas del Meta y del Vichada lideradas por José Baldomero Linares, alias Guillermo Torres, estuvieron en los municipios de Puerto López y Puerto Gaitán en el Meta, y de Cumaribo, Santa Rosalía y La primavera, en el Vichada, logrando el control de esta zona hacia finales de los noventa. En su versión libre a los tribunales de Justicia y Paz, alias Guillermo Torres reconoció que prestaba seguridad a las tractomulas que cargaban petróleo, por lo que es inevitable no relacionar el crecimiento de la producción de Rubiales con la consolidación del paramilitarismo en esta zona (Verdad Abierta, 2009).Bibliografía
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