América y el Caribe. En el cruce de la modernidad y la colonialidad. Universidad Nacional Autónoma de México-Centro de Investigaciones Interdisciplinarias en Ciencias y Humanidades, México, 2014. Pp. 389.
América y el Caribe. En el cruce de la modernidad y la colonialidad. Universidad Nacional Autónoma de México-Centro de Investigaciones Interdisciplinarias en Ciencias y Humanidades, México, 2014. Pp. 389.
Tabula Rasa, núm. 24, 2016
Universidad Colegio Mayor de Cundinamarca
Y recordando, recordando lo que pasó la tribu ya se enfogona.
(Tite Curet, Alonso «Anacaona»)
A inicios de 1781 Julián Apasa (Tupaj Katari 1750-1781) lidera la insurrección indígena andina más importante del periodo colonial junto a su esposa Bartolina Sisa. Con un ejército de más de 40.000 indígenas logró poner en vilo a la ciudad de La Paz cercándola en dos ocasiones en un total de 184 días (Thompson, 2014: 157). Diez años más tarde, a muchos kilómetros hacia el norte de la ciudad andina, Dutty Boukman el houngan (sacerdote vudú) en las llanuras del norte de la isla de Haití preside junto a Cécile Fatiman el rito religioso donde centenares de esclavos declaran luchar infatigablemente hasta alcanzar su libertad. Estos dos acontecimientos, a primera vista inconexos, son los horizontes empíricos presentes en el libro América y El Caribe. En el cruce de la modernidad y la colonialidad, coordinado por José Gandarilla Salgado, quien nos comparte una compilación de quince artículos que gravitan en torno a la reflexión crítica de la modernidad y la colonialidad, dejando claro que antes de asistir a una suerte de clausura frente a estas nociones críticas (modernidad, colonialidad y descolonialidad) que desde inicios del siglo XXI se han instalado como orilla de reflexión del pensamiento latinoamericano, siguen siendo inspiradoras para la imaginación teórica y la intervención política. Uno de los aspectos más relevantes de este libro es que, en sus mismos términos, reposicionan al Caribe como espacio central en la discusión sobre la modernidad/colonialidad, al cual no se le ha abordado en la profundidad que requiere desde esta perspectiva: al gran laboratorio moderno/colonial capitalista que luego se extenderá continentalmente. Resulta inquietante la escasa atención al Caribe en estas reflexiones, si tenemos en cuenta que dos de sus referentes más citados provienen de la pequeña isla de Martinica —Aimé Césaire y Frantz Fanon—. Este libro es, sin duda, una contribución significativa para empezar a saldar dicha deuda.
Parte I: Un recorrido por la historia para enlazar la modernidad con la colonialidad
En el primer texto, Sobre los orígenes de eso que llamamos modernidad: un mar de discusión, José Gandarilla Salgado nos propone volver a problematizar eso que ha sido nombrado como modernidad, dando cuenta de manera minuciosa de los procesos que la hicieron posible, con el propósito de establecer un deslinde frente al deslizamiento moderno y colonial, de la factibilidad del pluriverso a una suerte de «irrevocabilidad» del universo. El autor recurre en su ejercicio de deslinde al Mar Caribe por su condición de mar que difracta (Glissant, 2006) y en el que emerge la identidad-raíz diversa, rasgo fundamental para pensar los proyectos de liberación social y nacional. En América y el Caribe: puede alojarse una consideración de la identidad-raíz diversa que, en dicha confrontación de esas dos concepciones del Ser, desde el arranque propicie el germen de una «otra modernidad», la de la razón de-colonial (Gandarilla, 2004: 38).
La Ilustración latinoamericana: la arqueología: Mario Ruiz Sotelo presenta a contracorriente de las lecturas que sostienen que los intelectuales y políticos latinoamericanos solo adaptaron y aplicaron el pensamiento ilustrado proveniente de los centros imperiales. Su tesis de que en la América colonial se dio una suerte de Ilustración contrailustrada que bajo la retórica de las luces, reclamó desde su exterioridad ante el sistema hegemónico condiciones igualitarias, como las encarnadas en la rebelión de Túpac Amaru II (Ruiz Sotelo 2014). «La originalidad de la ilustración latinoamericana radica no en la promoción del iluminismo europeo, sino en haber sabido criticarlo. Reconocieron en él la prolongación de su actitud colonialista, la exhibieron y la denunciaron, desarrollando en consecuencia una actitud descolonizadora arraigada en la propia tradición de pensamiento surgida en la América colonial desde el siglo XVI» (Ruiz Sotelo, 2014: 60).
Filosofía iberoamericana, cultura barroca y pueblos originarios: Ambrosio Velasco Gómez reflexiona sobre la relación entre filosofía y las culturas de los pueblos originarios que luchan por el derecho a la autodeterminación. A partir de una reflexión sobre la filosofía iberoamericana y su articulación con la producción de conocimiento popular de movimientos emancipatorios, propone pensar una tradición filosófica iberoamericana de larga duración, la cual se ha nutrido de los saberes de los pueblos originarios de América Latina, de ahí su carácter multiculturalista y republicano (Velasco Gómez, 2014). «Estas semejanzas y coincidencias nos permiten descubrir la persistencia de cinco siglos de una tradición filosófica emancipadora y propiamente iberoamericana que se ha vinculado estrechamente con la resistencia de los pueblos originarios de América Latina, que sin lugar a dudas son los que han realizado los movimientos sociales y las revoluciones políticas más trascendentales en el subcontinente» (Velasco Gómez, 2014: 78).
Parte II: Para una reposición del Caribe en la discusión de la modernidad/colonialidad
En El Caribe de Germán Arciniegas en la configuración del siglo XVI americano, Víctor Pacheco Chávez invita a revisitar la obra del intelectual colombiano Germán Arciniegas centrada en su aproximación al Caribe. Desde Arciniegas, el autor reflexiona sobre una nueva periodización de la historia de América Latina y el Caribe, el descubrimiento del mar Caribe como condición de posibilidad de la modernidad, el capitalismo y la colonialidad, abordando del mismo modo la heterogeneidad del capitalismo como sistema mundial y la emergencia de una subjetividad moderna que se anticipa y se distingue, de la subjetividad cartesiana. En palabras de Pacheco Chávez: «La gran importancia del historiador colombiano radica en que con su antieurocentrismo puso en la mesa del debate la importancia del lugar de América en la conformación de la civilización moderno occidental» (2014: 102).
En torno a los saberes insulares de Fernando Ortiz, de David Gómez Arredondo, nos ofrece una aproximación notable a la obra del más destacado antropólogo de Cuba, Fernando Ortiz. Dice Gómez Arredondo: «La obra de Ortiz ofrece un rico sustrato para cuestionarse sobre los alcances y límites de las reglas disciplinarias de las ciencias sociales para pensar la compleja realidad colonial» (2014: 107). En su escrito, el autor muestra a un Ortiz transgresor de las disciplinas, a un intelectual que paulatinamente fue tomando distancia del sentido común eurocéntrico de la época, a un crítico del concepto de raza y a un teórico riguroso que elaboró su teoría de la transculturación sobre la base de un conocimiento etnográfico minucioso de la cultura cubana.
El Caribe como síntesis de la modernidad, de Jaime Ortega Reyna, problematiza de manera sugerente el lugar del Caribe en la geopolítica y la emergencia del mundo moderno. Proponiendo una periodización del espacio caribe, subrayando su papel determinante en la configuración del mundo-moderno en su expresión estrictamente colonial, El Caribe para el autor es tanto un espacio de experimentación moderno/colonial como de mediación de la América inventada por el proyecto occidental. Partiendo de esta idea, Ortega Reyna se propone: «el ejercicio de enmarcar el lugar del Caribe, con su especificidad histórica, geográfica y política, en ese intento por conceptualizar a la modernidad más allá de los horizontes eurocentrados» (Ortega Reyna, 2014: 120).
Parte III: Haití, negritud y discurso antillano
De la Revolución haitiana al debate sobre la “negritud” un tema insospechado para la Teoría Crítica, de Eduardo Grüner, postula una hermenéutica de la oblicuidad, entendida por ésta, un acto interpretativo-crítico desde nuestra ineludible condición latinoamericana (periférica) a la hegemonía ideológico-cultural-occidental (centro). La hermenéutica de la oblicuidad es aquí ensayada en una interpretación fascinante de la Revolución Haitiana como acontecimiento que encarna los primeros brotes de la contramodernidad latinoamericana: la revolución haitiana es más «francesa» que la francesa. Pero, al mismo tiempo, solo lo puede ser porque es haitiana. Solo desde esa «periferia» excluida del Universal, desde esa mirada oblicua, se podía enunciar lo que le faltaba al «centro» para ser en serio «universal», al menos en su propio contexto epocal (Grüner, 2014: 154).
Entre colonialidades y modernidades. Itinerario de las lecturas argentinas de Frantz Fanon, de Alejandro de Oto, ofrece una reflexión sobre la escritura de Fanon situándola en la arena de la discusión, en torno a los recursos conceptuales de que dispone la teoría crítica latinoamericana actualmente. El autor analiza las trayectorias argentinas de estos usos fanonianos —sin perder de vista su contorno latinoamericano, donde tiene eco problematizados los motivos por los cuales dicha escritura/huella sigue vibrando y se reinscribe (…) en los procesos políticos y culturales por los que atraviesa el continente en la actualidad, donde los viejos temas de liberación, la descolonización y la racialización se anudan en la trama de la memoria descolonizadora persistente y experimentada (De Oto, 2014: 193)
En La filosofía de la relación de Édouard Glissant: identidad, alteridad y pluralidad, como bien se encuentra expresado en el título, Glodel Mezilas nos presenta al poeta y filósofo martiniqués en toda su exuberancia y utilidad para abordar la complejidad del Caribe y el mundo en su incesante relación. La filosofía de la relación es este nuevo paradigma para pensar los problemas de identidad, de alteridad y pluralidad. La idea de relación que supone es la que conecta la identidad con la alteridad (Mezilas, 2014: 220-221). El escrito nos sumerge en la propuesta filopoética de Glissant que emerge desde la experiencia caribeña, pero volcándose a pensar con el mundo, más allá de la modernidad/colonial y desde un horizonte conceptual poroso, donde el movimiento, la relación, lo imprevisible y la opacidad, son la regla y no la excepción del caos-mundo.
Parte IV: Los discursos descolonizadores en los clivajes actuales de la zona andina
En Visiones del poder y potencial utópico decolonial. Hacia el análisis de una nueva totalidad heterogénea, José Gandarilla Salgado y Ernesto Fierro, a partir de un escrutinio histórico de los trabajos de Aníbal Quijano publicados en la década de los ochenta y principios de los noventa, realizan un trabajo de recuperación del concepto heterogeneidad estructural, evidenciando su importancia en el desarrollo de la formulación de la teoría de la colonialidad del poder en el sociólogo peruano. Sobre la base del examen de los cimientos de la colonialidad del poder, los autores reflexionan sobre el Estado latinoamericano, la identidad y las posibles alternativas para encarar la lucha contra el patrón mundial del poder.
En Epistemologías indígenas y descolonización: el Pachakuti como metodología de transformación, Verónica López Nájera brinda una sugestiva interpretación del periodo de transformación que vive Bolivia desde la primera década del milenio en curso. Para la autora, Bolivia experimenta un ejercicio de Pachakuti, un «volver a poner el mundo sobre sus pies» (López, 2014: 254), tomando como expresiones de este proceso de descolonización, el proyecto historiográfico del Taller de Historia Oral Andina (THOA) y la insurgencia indígena que precedió la Gran Rebelión de 1780-1781. Según López Nájera, el «ejercicio de la descolonización» manifiesto en las prácticas anteriormente examinadas por la autora, solo puede ser interpretado bajo los horizontes de significación de los sujetos implicados por la espesura histórica de los proyectos que apostaron por romper el cerco de la colonialidad.
En La forma Katari: praxis descolonizadora y el estado plurinacional, Rebeca Peralta Mariñelarena nos presenta una lectura del proceso de transformación política, cultural y epistémica que echó a andar en Bolivia desde el 2000 y que fue condición de posibilidad para el advenimiento a la presidencia de Evo Morales, en el 2006. En su escrito, la autora se propone rastrear los quiebres, las tensiones y las articulaciones históricas, que antecedieron y empujaron el presente boliviano, mediante un ejercicio de recuperación de una memoria de largo aliento, que se extiende hasta las primeras luchas libertarias de los pueblos indígenas andinos. Peralta Mariñelarena identifica y analiza aquí los aportes de la forma Katari para pensar los desafíos emancipatorios de los pueblos y naciones de Nuestra América (Peralta Mariñelarena, 2014).
Parte V: Rutas actuales del debate y mapas de la discusión
Con Articulaciones coloniales, modernidades plurales: aportes al enfoque decolonial, partiendo de una crítica a los conceptos de colonialidad y modernidad cimientos del enfoque decolonial, Eduardo Restrepo invita a su pluralización. Su trabajo sugiere abandonar la idea «esencialista» de Modernidad Una, por la de modernidades en plural, la cuales requieren de una historización contextual para poder determinar su despliegue como modernidad con sus articulaciones coloniales. En palabras del autor, «las múltiples trayectorias de emergencia de la modernidad, las luchas que la constituyen y los contenidos de las problemáticas y de las tecnologías que la perfilan, deben ser objeto de exámenes históricos concretos, no de especulaciones filosóficas basadas en unos cuantos lugares comunes» (Restrepo, 2014: 322).
En La descolonización de la economía política y los estudios poscoloniales: transmodernidad, pensamiento descolonial y colonialidad global, Ramón Grosfoguel perfila una propuesta epistémica desde la orilla del sujeto subalternizado por la colonialidad global, encarando los grandes núcleos problemáticos que enfrentan la teoría crítica y los movimientos políticos descolonizadores en la actualidad, como lo son: la necesidad de una política anticapitalista que no sucumba ante las políticas de la identidad, la articulación de un cosmopolitismo crítico que trascienda el nacionalismo y el colonialismo, la producción de conocimiento sin fundamentalismos, la ruptura del cerco dicotómico entre economía política y el culturalismo y los horizontes descolonizadores sin tener que desechar lo mejor de la modernidad (Grosfoguel, 2014).
En Latinoamericanismo y poscolonialidad, Rebeca Mariana Gaytán Zamudio se ocupa de problematizar la relación modernidad y latinoamericanismo. Sin desconocer el potencial crítico del discurso latinoamericanista comprometido con su lugar de enunciación, la autora señala sus límites, concretamente relacionados un horizonte de sentido, que persiste en gravitar en los marcos de una modernidad euroncentrada. Como alternativa para superar dicha relación problemática, Gaytán Zamudio encuentra contribuciones sustantivas para pensar la modernidad y el desierto de la colonialidad en la perspectiva del giro descolonial y la teoría poscolonial, ampliando el horizonte del latinoamericanismo tanto en el plano epistémico como político (Gaytán Zamudio 2014).
Tupaj Katari con Bartolina Sisa y Dutty Boukman con Cécile Fatiman siguen activando la memoria y la creatividad descolonizadora en América y el Caribe. Hacen parte de dos acontecimientos, que aunque distantes, evidencian la actitud descolonial de las luchas por la liberación. Estos dispositivos sin duda descoloniales, están presentes en la publicación —en algunos pasajes más explícitos que en otros—, invitando a interrogar el presente con la convicción de que es posible “volver a poner el mundo sobre sus pies”.
Referencias
Thompson, S. (2014). Esbozo de una historia de poder y de las transformaciones políticas en el altiplano aymara. En J. Gandarilla & R. Peralta, El Estado desde el horizonte histórico de nuestra América (pp. 153-193). México: Universidad Nacional Autónoma de México.
Notas